Y así, las grandes salas, han decidido abandonar la cultura
de club (si es que alguna vez la tuvieron) y se lanzan a los brazos de este
tipo de sesiones o al pop MTVero más comercial con base en la electro-patxanga.
En definitiva, es la vuelta a la escena disco más chusca con aires, eso sí, de
rupturismo e innovación.
¿Y qué queréis qué os diga? A ratos me parece divertido.
Ahora, la innovación, la cultura de club y la música, ejem, ¿qué me expliquen dónde coño están? Porque venderme ese
teatro como “lo último” es un puro engaño.
Pero amigos, así está la pista, que más que de discoteca
parece de circo. Eso sí, deberían ir pensando en colocar de nuevo sofás en los
garitos, tal y como había antaño. Y así poder echar alguna cabezadita, yo al
menos lo agradecería.
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