domingo, 11 de mayo de 2025

CUANDO PACHÁ ATERRIZÓ EN BILBAO


 Pachá es, seguramente, la marca discotequera más expandida por todo el planeta. El logo de las dos cerezas lleva décadas conquistando medio mundo abriendo salas en múltiples destino nacionales e internacionales. En España tuvieron enorme éxito los Pachás de Barcelona, Valencia o Madrid. En la provincia de Tarragona llegaron a tener dos. Uno de ellos, ubicado en La Pineda, era un enorme y moderno discotecón, y otro, en Salou, se ubicó en la que fue la legendaria sala The Cage que se rebautizó como Pachito. 

Y en Bilbao, los amantes de las discotecas, nos preguntábamos en los años 90 por qué Ricardo Urgell no terminaba de abrir en nuestra ciudad uno de sus estupendos clubs. Cierto es que la identidad de El Botxo, dura por su inminente pasado industrial, no terminaba de casar con esa imagen de hippismo chic que exportaba Pachá, pero la capital vizcaína se encontraba en plena transformación y ya era hora de que no fuese necesario viajar hasta Santander donde ya existía una sucursal de las dos cerezas. De hecho, eran muchas las personas que acudían desde Vizcaya, incluidos algunos de los jugadores del Athletic, las que se dejaban caer por su pista de baile. 

Sea como fuere siempre hubo constantes rumores de la llegada del Pachá a Bilbao en los años 90, algunas veces no tenían fundamento alguno detrás y en otras ocasiones sí que había un verdadero intento por traer uno de los templos del house a orillas del Nervión. Se habló de una posible apertura en el Centro Comercial Artea, en el Puerto Deportivo de Getxo o en la antigua estación, en ruinas, de la Naja. Ninguno de los proyectos salió adelante.  

La primera década de los años 2000 avanzaba y Bilbao era ya un lugar que había renovado su imagen en lo que se vino a llamar el “Efecto Guggenheim” pero, a pesar de las ganas de los clubbers vizcaínos y el auge del house en medio mundo, Bilbao no terminaba de tener su propio Pachá. Parecía que nunca iba llegar el momento hasta que en el año 2008 saltó la noticia en la prensa local de que la marca de las dos cerezas abriría, por fin, una discoteca situada muy cerca de San Mamés, en la calle Luís Briñas, donde hasta entonces se encontraba una enorme cervecería. Luís Larrea, uno de sus promotores y gerente, aseguraba en octubre de 2008 que en febrero del próximo año Bilbao tendría, por fin, la ansiada sofisticación ibicenca pero la cosa ya comenzó a torcerse desde el principio. La licencia no estaba en orden, la cosa se dilató en el tiempo y Pachá terminó inaugurándose en una fiesta aperitivo en marzo de 2011 y la apertura oficial fue unos días después, concretamente el 6 de abril. 

El local se presentó bajo el concepto Pachá Lounge, algo más recatado de lo que habíamos visto en el Mediterráneo pero que desarrollaba ese minimalismo pijo en color blanco importado de Ibiza. Contaba además con una pista vibratoria y una cabina en la que aseguraban, vendrían los mejores deejays house del mundo. Para la inauguración se intentó dar un ambiente glamouroso al evento aparcando varios ferraris en la puerta e invitando a los VIPS locales.  

La empresa parecía gafada y a las pocas semanas tuvo que cerrar porque una denuncia de los vecinos por ruidos ratificó que el volumen era el doble de lo permitido. De hecho, su reapertura se hizo con una de las mejores atracciones, la pista vibratoria, cancelada. El hito fue traer a la sala a una de las influencers mundiales del momento, Paris Hilton. La diva no tuvo aquel 3 de junio de 2011 su noche más divertida porque, según cuentan los asistentes, se pasó la mayor parte del tiempo sentada sola y con cara de aburrida.  

La rubia parece que fue un presagio porque el proyecto no tuvo éxito. La crisis económica, la presión vecinal, un concepto que no terminó teniendo adecuación en la idiosincrasia bilbaina y las desavenencias entre los inversores provocaron su cierre definitivo en el 2013, cuando Bilbao se quedó sin Pachá, pero con la experiencia de haberlo intentado. 

Fuente de la fotos: El Mundo

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