Los descubrí por pura casualidad, inmersos en un soporífero hilo
musical de unos grandes almacenes. De repente, bombazo sónico para mis oídos.
¿Pero qué coño es eso? Una mezcla, a grandes rasgos, de música electrónica,
soul y flamenco se apoderó de mí para meterme en el cuerpo ese cosquilleo que
invita al baile. Tiré de Shazam, es lo que tiene el siglo XXI, y voilá, su nombre en mi móvil: Fuel
Fandango.
Busqué información, temas, entrevistas, videos y cuanto más
encontraba más me gustaban. Hacía tiempo, mucho, que no me daba de bruces con
algo nuevo y rompedor en el mundo de la música pero es que en lo estético lo
clavan. Son como los Depeche Mode de Córdoba. Lo mezclan todo y lo hacen como
nadie. En el escenario pura dinamita, pequeño se queda ante la presencia y el
poderío de Nita, mitad del dúo completado con Alejandro Acosta.
Deseoso ya de verlos en directo por tierras bilbaínas, me
cuentan que para este mes de diciembre tendrán a bien acercarse. Hasta entonces
bailando y escuchando sus temazos que hacen claudicar a cualquiera ante lo que
es un grupazo.
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