martes, 10 de febrero de 2015

ESTRENO DEL DOCUMENTAL "EL PEOR DIOS"

Hace dos viernes me acercaba hasta la Alhóndiga de Bilbao para ver in situ el estreno, en Euskadi, del documental "El peor Dios". La cinta relata la historia de "Desechables", grupo punk del que yo no tenía constancia y gracias a esta iniciativa he podido conocer. La verdad es que el trabajo me pareció magnífico y todo un acierto la elección como protagonistas de la obra a este trío calavera que asumió el punkismo más radical y rebelde, el de esencia. Miguel, Pei y Tere asumieron una forma de vida que marcaron su juventud y la exprimieron hasta unos límites que propiciaron la dramática y excesivamente pronta desaparición de uno de ellos. Y es que la muerte de Miguel fue el capítulo más cruel de un relato lleno de contratiempos y anécdotas, el relato de una banda maldita que nunca pudo llegar a la popularidad.
Influenciados por Iggi Pop, "Ramones" y sobre todo "The Cramps", el grupo barcelonés puso en escena el punk más macabro, siniestro y extremo donde su cantante, la Tere, eclipsaba todo y a todos con su belleza y actitud.
Tras la proyección del documental se llevó a cabo un coloquio con participantes de lujo: Alex Montés, Ana Curra, Pei Dei, Juankar del Bar Muga y Josu "Distorsión". Poniendo el punto final un concierto de la veterana banda baracaldesa "Distorsión".
La verdad es que fue una gran tarde-noche donde me reencontré con viejos conocidos punks y disfruté, desde dentro, de un acto que se desarrolló en un teatro gestionado por la administración pública, que no se nos olvide y que lejos queda ya de aquel salvaje concierto de "Desechables" en Mallona.

Coloquio en la Alhondiga

domingo, 8 de febrero de 2015

DE MATINAL POR BILBAO

Pese a quien le pese, incluido al Ayuntamiento, hace dos sábados me fui de matinal a un local del centro de Bilbao. Sin querer dar muchas señas de su ubicación para no facilitar las cosas a los amantes del prohibicionismo, diré que me lo pasé en grande.

A los platos estaba Jesus Morilloconde, sirviendo música electrónica para que los adeptos al baile no se marcharan a casa. La sala emanaba buen rollo y la clandestinidad impuesta a quienes bailamos en locales mientras el sol brilla, desde hace horas, en el exterior, sólo potenciaba la magia y las ganas de diversión de los allí reunidos. Oscuridad absoluta y cierta discreción hacen de está sala ser una de las referencias en las sesiones matutinas del norte. Un lugar cien por cien recomendable y del que seguro os seguiré hablando. Sinceramente... es único.