No se muy bien por qué pero solemos idolatrar, reconocer y hasta venerar escenas y artistas lejanos mientras olvidamos o infravaloramos a los de nuestra tierra. Esta fue una de las primeras reflexiones que me vinieron a la cabeza cuando tuve conocimiento de la triste noticia, a finales de la semana pasada, del fallecimiento de Juan Muñiz. Sí, Juan el del Desvío.
Él fue uno de los deejays más importantes e imprescindibles. Mentor, maestro y fuente de inspiración para coetáneos y posteriores pinchadiscos, rebosaba cultura musical por todos sus poros.
Yo le conocí hace unos años, en el tiempo en que estaba grabando mi documental "Cuando la noche caía sobre Bilbao" y todos me hablaban maravillas de Juan, un deejay que marcó una época en la escena clubbing del norte para después cabalgar hacia tierras sureñas. Desde entonces manteníamos relación a través de redes sociales y vía telefónica. Me llamó la atención su infinito conocimiento musical pero sobre todo la humildad y cercanía que desprendía, era todo un señor, siempre animándome a seguir con mis proyectos.
Ninguna duda tengo que si hubiese nacido en Londres, Manchester o Nueva York aparecería en todos los libros de música pero no fue así y posiblemente, siempre tan discreto, él lo prefería. Por eso quiero hacer de este pequeño post un homenaje y reconocimiento a Juan, que, estoy seguro, estará haciendo bailar allí donde esté.