lunes, 16 de abril de 2012

O SE CAMBIA O SE BAJA LA PERSIANA

Ayer aparecía en El Correo esta información donde se exponían dos ejemplos de salas llamadas a ser estandarte de ocio nocturno y que no pasan por su mejor momento mientras acumulan vacio en sus pistas. Son muestra de hacia donde deriva la noche bilbaina y la culpa es de todos: Administración, clientes y empresarios. Es un tema del que ya he hablado alguna que otra vez y en el que me vuelvo a centrar para conocer una de sus aristas: el hostelero. En tiempos de bonanza todo valía y hasta el más tonto abrió su garito (vease grandes hermanos, futbolistas o hijos de famosos). No hacía falta saber preparar un cubata, no hacía falta tener cultura músical, todo era cuestión de servir con cara de perdona vidas y llenarse el bosillo ¿cuánto? lo que se pueda. Desde el año 2000 hasta ahora el precio de la copa, del refresco, de la entrada... se ha duplicado e incluso triplicado pero daba igual, ya pago yo, en la obra gano de cine. Hasta que la obra se paró y, amigos, llegó la crisis. Con ella estalló la burbuja inmobiliaria y ahora, seguramente este mismo 2012, lo hará la hostelera. El cambio de horarios, de costumbres, de la demografía ha hecho mella, sin duda, pero pagar 8, 9 y hasta 12 euros por un ron cola aguado, tardío y servido por una camarera buenorra pero tan agria como el limón exento de mi bebida no es de recibo. Y es que los empresarios se han columpiado un rato largo pero se acabó, ya nadie puede ni quiere pasar por el aro. Es hora de bajar los precios y subir la calidad, sobre todo la musical. Veremos cuánto tiempo tardan en darse cuenta los que ponen la pasta pero sirvan dos ejemplos para la reflexión: -En Alemania, los clubes de una misma ciudad se han unido para cobrar una entrada única y conjunta a todos ellos. Aquí se lleva más el "o para mi o para nadie" -En Bilbao, Pachá entró como un elefante en una cacharrería ( me remitó al post que escribí por entonces ), con cierto desprecio incluso por los que llevamos años trabajando para y por la escena vizcaina y así les va. Empresarios y hosteleros, o se cambia o se baja la persiana.

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