lunes, 12 de noviembre de 2012

CUANDO LA NOCHE CAÍA SOBRE BILBAO



Los últimos en caer han sido el “Boulevard”, “Garden” y “Conjunto Vacío” y no son tres salas cualquiera. Son locales con décadas de solera, fuertemente implantados en la memoria colectiva bilbaína y referentes absolutos de una noche que agoniza. Los tiempos cambian y quizá vaya siendo hora de aceptar que el bullicio nocturno, los bares, el ligoteo cuerpo a cuerpo y ese baile hasta el amanecer  sean realidades del pasado. Quizá sean cosas de antaño, de esa sociedad industrial, de esa democracia recién estrenada con tendencia  a la permisividad, de obreros con dinero en los bolsillos o de una ciudadanía ajena a un miedo inoculado en los últimos diez años a base de telediarios y gobiernos fuertemente autoritarios. Seguro que la actual situación económica, los cambios en las costumbres y gustos o la burbuja inmobiliaria ha tenido que ver pero, a mi juicio, son dos los factores determinantes en el fin del ocio nocturno: los cambios demográficos (hay menos jóvenes) y la persecución de la Administración al tejido hostelero-cultural.
Sea como fuere, salir a darse un garbeo por la Bizkaia actual y compararlo con la de hace 15 años es correr el riesgo de caer en depresión. Zonas enteras de ambiente ubicadas en pueblos como Basauri, Munguia, Zalla, Getxo, Santurce o Portugalete han desaparecido y con ellas templos de la diversión como “Kaiser”, “Circuito”, “Peoples”, “PK2” o “Galos” pasaron a mejor vida. En la capital la cosa no ha ido mucho mejor y su Casco Viejo, Santutxu o Deusto son aburridas caricaturas de lo que un día fueron. Los que aguantan lo hacen a duras penas y a sabiendas de que el futuro no es halagüeño. Hay quién el tema le puede parecer baladí e incluso frívolo pero no nos engañemos, una ciudad que deja morir su noche deja morir la mitad del día. Deja sin una cuota de libertad a ciudadanos, deja a muchos sin trabajo, deja un hueco a la hora de crear, deja un gran espacio de interrelación, de pensamiento, de cultura…
Con la idea de retratar ese cambio me junté hace casi dos años a la pequeña productora Moon Films y juntos, con unos medios ínfimos y mucha fuerza de voluntad hemos sacado adelante un documental incrustado en el underground y la independencia. Es un trabajo hecho de ciudadanos para ciudadanos, de vizcainos para el mundo. Un trabajo donde pasamos de las actuales corrientes de tratamiento de imagen, del enaltecimiento de las formas y la perfección visual. Hemos apostado por lo que creemos verdaderamente importante: los fondos, las personas, sus ideas… Es decir, lo qué dicen y no cómo lo dicen.
Y en el camino para contar esta historia se nos unieron muchas personas que de una u otra forma nos han ayudado, en especial 16 valientes que se han colocado delante de nuestra cámara para contarnos en primera persona de cuando ellos pinchaban música, cantaban, servían copas, bailaban, creaban grupos, charlaban en bares, se tomaban un trago… en definitiva, de cuando la noche caía sobre Bilbao.


No hay comentarios: