jueves, 28 de septiembre de 2017

AQUELLA DISCOTECA LLAMADA COLUMBUS

En pleno invierno, circulando en un taxi o dentro de un coche lleno de amigos y sonidos percutantes, atravesando una tenue pero persistente cortina de tsirimiri, junto a una ría amenzando con desbordarse se llegaba a un lugar que cada fin de semana nos atrapaba como luz a las polillas nocturnas. En un edificio industrial de cemento gris, muy parecido a los locales anexos, ruinosos estos en muchos casos y constituyentes de un recuerdo martilleante, igual que la música del vehículo, de un pasado glorioso y un presente decadente e incierto se escondía una discoteca llamada Columbus. Entrar por su puerta, aquella con ojo de buey, era recibir el impacto de una música que sentías hasta las entrañas, era visceral y era literal. Su volumen siempre fue ensodecedor, sus graves penetraban en ti, sentías el golpe del sonido en tu cuerpo, el beat distorsionado te empujaba a una pista de asfalto y daba identidad a una sala diferente a todo. Dentro, miles de personas bailaban, bullían... No había prohibición de tábaco, de aforos, de límites y si los había se ignoraban. Cada uno era libre para danzar a su modo pero unidos bajo las mismas melodías, bajo una misma cabina en una misa hedonista que comenzaba a media noche y adquiría su punto álgido cuando los primeros rayos de sol despuntaban en el cielo de Bilbao. Era el momento en que la ciudad despertaba, la gente de bien comenzaba el día y los descarriados, allí congregados, intentabamos alargar, de inútil manera, aquella ceremonia nihilista hasta la eternidad.  Era ese  el instante épico, feliz, inconsciente... justo cuando impactaba en ti el bilbotrón y creías estar en el cielo.



6 comentarios:

Unknown dijo...

Hedonismo musical puro hedonismo musical

Iñaki Rodríguez M. dijo...

Añadiría la espectacularidad, hasta el momento desconocida en la zona, del láser, el "Bilbotron" y los espectáculos resultantes de su combinación con sonidos como ópera o voces extraídas de películas.

Unknown dijo...

Muy buenos recuerdos,discotecon!!! arriba Cantabria

Anónimo dijo...

Que buena poesía hay en tu relato. Un lujazo encontrar una definición tan lírica de la que fué una de mis mejores residencias. POWER PEOPLE!!! BRUTAL!!!
PD:
Iñaki Rodríguez M. dijo...

Añadiría la espectacularidad, hasta el momento desconocida en la zona, del láser, el "Bilbotron" y los espectáculos resultantes de su combinación con sonidos como ópera o voces extraídas de películas.

No solo en la zona, Iñaki. Nadie en la península supo igualarme la puesta en escena del Bilbotron. Hubo copias por ahí, pero eso eran. Copias!!! jejeje!. :-)
Un saludo.

Óscar Bilbao dijo...

Un lugar así se merecía ser escenario de una novela, Los Nietos Bastardos de Warhol. Aquí os dejo el booktrailer a ritmo de, como no podía ser de otra manera, Carmina Burana https://vimeo.com/782079650

Iván el "Logroño" o "Rioja" dijo...

Solo recordarlo se me ponen los dientes largos😆😆.
Ando buscando el vol 26 creo que era que empezaba con el canto de un búho y no lo encuentro por ningún sitio