lunes, 30 de septiembre de 2019
DÍSCOLO CLUB CELEBRA SU PRIMERA ACCIÓN CON UN TARDEO
Este sábado celebramos la puesta de largo de Díscolo Club con una fiesta de tardeo en el histórico pub Key. Era el momento de ser díscolo, de salir de las redes sociales para encontrarnos bajo una bola de espejos y reivindicar un Bilbao más divertido, más libre, más diverso y reivindacarlo de la mejor de las maneras, bailando. Horas antes de la inauguración, mi adorada compañera de revolución bailonga, Rocío Saiz, nos mandaba un mensaje de apoyo desde la distancia.
A la causa pronto se unió Asier Bilbao, que nos abrió la puerta de su hogar, para dinamitar el sopor y ofrecer una propuesta diferente que contribuya a terminar con el hastío. Hablar de Asier Bilbao y el Key es hablar del show con mayúsculas, de décadas de trabajo a favor del espectáculo, de transformismo en todas sus facetas y colores, de un escenario con solera y un equipo de sonido impensable en nuestros días para un formato íntimo y valiente. Cuatro letras lo resumen: arte.
La selección musical entroncaba con un eclecticismo radical basado en las pistas de baile y en géneros como la disco music, synthpop, eurodance, electroclash, electropop y ciertas dosis de petardeo. Ojete Calor, Monterrosa, Fuel Fandango, Miss Caffeina, Pet Shop Boys, Depeche Mode, OMD, Kraftwerk, Rosalía, Sabrina, Aqua...
Y si en los altavoces había mezcla, en la pista había más. Un encuentro de personas de diferentes edades, condiciones, razas, ideologías y profesiones. Al más puro estilo Studio 54, todas reunidas con un objetivo común: pasarlo bien.
En esto aparece en escena Yogurinha Borova con su temazo Divina of the Death. Yogurinha es un maravilloso engendro que no dudó en unirse, desde el principio, al club más díscolo y abanderar la lucha por nuestro derecho a bailar y la libertad de ser cómo quieras ser, sin convencionalismos. A ella la conocen en Madrid, Barcelona París o Nueva York y sus lentejuelas iluminaron la tarde hasta que en mitad de su actuación apareció el tenor Martín Barcelona, que se encontraba entre el público y subió también al escenario para dejar a los presentes boquiabiertos con su interpretación "a capela" de Con te partiró.
A partir de ahí fiesta, charla y mucho baile hasta más allá de la medianoche con el deseo de encontrarnos en nuevas citas con más y nuev@s díscol@s.
¡Hagamos la revolución bailando! ¡Seamos díscol@s!
A la causa pronto se unió Asier Bilbao, que nos abrió la puerta de su hogar, para dinamitar el sopor y ofrecer una propuesta diferente que contribuya a terminar con el hastío. Hablar de Asier Bilbao y el Key es hablar del show con mayúsculas, de décadas de trabajo a favor del espectáculo, de transformismo en todas sus facetas y colores, de un escenario con solera y un equipo de sonido impensable en nuestros días para un formato íntimo y valiente. Cuatro letras lo resumen: arte.
La selección musical entroncaba con un eclecticismo radical basado en las pistas de baile y en géneros como la disco music, synthpop, eurodance, electroclash, electropop y ciertas dosis de petardeo. Ojete Calor, Monterrosa, Fuel Fandango, Miss Caffeina, Pet Shop Boys, Depeche Mode, OMD, Kraftwerk, Rosalía, Sabrina, Aqua...
Y si en los altavoces había mezcla, en la pista había más. Un encuentro de personas de diferentes edades, condiciones, razas, ideologías y profesiones. Al más puro estilo Studio 54, todas reunidas con un objetivo común: pasarlo bien.
En esto aparece en escena Yogurinha Borova con su temazo Divina of the Death. Yogurinha es un maravilloso engendro que no dudó en unirse, desde el principio, al club más díscolo y abanderar la lucha por nuestro derecho a bailar y la libertad de ser cómo quieras ser, sin convencionalismos. A ella la conocen en Madrid, Barcelona París o Nueva York y sus lentejuelas iluminaron la tarde hasta que en mitad de su actuación apareció el tenor Martín Barcelona, que se encontraba entre el público y subió también al escenario para dejar a los presentes boquiabiertos con su interpretación "a capela" de Con te partiró.
A partir de ahí fiesta, charla y mucho baile hasta más allá de la medianoche con el deseo de encontrarnos en nuevas citas con más y nuev@s díscol@s.
¡Hagamos la revolución bailando! ¡Seamos díscol@s!
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