miércoles, 27 de abril de 2011

HAY QUE REVISAR LA MAKINA CATALANA

En las postrimerías de la Ruta Destroy, cuando Valencia era señalada y perseguida, Cataluña asumió el testigo de la música bacalao y continuó su evolución, para muchos degradación, rebautizando el sonido como makina y configurando una escena discotequera impresionante. A un ritmo cada vez más trepidante, el beat se aceleraba, el pitch subía y los seguidores aumentaban. Makina, chumba-chumba, progressive, hardcore, happy-hardcore, jumping, bumping...diferentes nombres para clasificar una música , unos estilismos, unas drogas...en definitiva, un movimiento. Un movimiento criticado, sí, criticable, por supuesto, como todos, pero amigos, aquello, pese a quien le pese, fue un movimiento. El circuito catalán se constituyó en capital hispana de la música de baile, con permiso de la eterna Ibiza, y quedó configurado con nombres legendarios como “Scorpia”, “Pont Aeri”, “Xque”, “Orbita”, “Chasis”...y una generación de deejays estrella, entre los que estaban Frank Trax, Pedro Miras, Alberto Tapias, Xavi Beat, DJ Neil, Julio Posadas, Pastis&Buenri...y un pionero Nando Dixkontrol.


Jóvenes proletarios fueron, en su mayoría, los militantes de un fenómeno que se radicalizaba progresivamente y en el que la violencia juvenil, todo hay que decirlo, tuvo cierta permisividad. Las discotecas, constituidas como auténticos templos de la diversión y el baile elevaron sus nombres a marca y vendieron merchandasing como churros a unos acólitos fiesteros rendidos a una pista de horarios sin límites y sonidos trepidantes. Fue la época de la makina catalana y quizá sea hora de ir revisando todo aquello.
 

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