Tras pasar un día desde la publicación del videoclip de Ghosttown, segundo single del álbum Rebel Heart la Red no ha bullido en críticas, ya sean estas buenas o malas, sobre la eterna Madonna. Parece que la cantante no está en su mejor momento de popularidad y aunque hace lo imposible para que no se le caiga la corona, quizá vaya siendo hora de empezar a pensar en la abdicación.
Y es que más allá de sus 56 años, que estos no les pesan porque acumula más primaveras que kilos, lo difícil es aguantar en lo alto del pop, que se presupone efímero, tras más de tres décadas de reinado.
Ella, coronada por unos súbditos sedientos de temazos a pie de pista en aquellos lejanos 80, fue adalid de la libertad sexual, el escándalo y la reinvención. Ella, desde lo más alto de la aristocracia sónica marcaba las pautas en cuanto al cómo vestir, como bailar, como comportarse... Convertida en un auténtico icono mundial, en la reina de la música pop por méritos propios, la plebe, hoy, se le rebela. Y lo hace de la peor de las maneras, con el desinterés.
Aun así pese a quien le pese, Madonna ha hecho algo muy importante en su carrera y es acercar y dar a conocer al público masivo tendencias musicales y de otros ámbitos incrustadas en el subsuelo del underground. Ella fue, por ejemplo, pionera a la hora de hibridar la música electrónica de baile con el pop. Pero hoy, con Internet, la cosa se democratiza y las nuevas generaciones tienen mayores conocimientos y lo que es más importante, de forma más inmediata.
Sea como fuere, para mi ella siempre será la Reina del Pop, la primera al menos y una buena solución sería aceptarla como Reina Madre, es una opción. Good save the Queen!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario