martes, 22 de marzo de 2016
¡VIVA EL DOBINGO!
Hace un par de domingos acabé sumergido en el underground más subterráneo y divertido que te puedas imaginar. Llevaba tiempo queriendo dejarme caer por el Zubiburu y que mejor excusa que terminar la celebración del cumpleaños del gran Unai Goikolea en este garito imposible que colmó mis expectativas e hizo que siga creyendo en ese Bilbao alegre y desenfadado, aperturista y moderno, en ese Bilbao ciudad.
Puedo decir que bajo el puente de San Antón, símbolo de la capital vizcaína, se esconde un reducto de fauna inclasificable, irreductibles de la fiesta y rebeldes al sueño. Este antro sin sentido lógico alguno, pollería de día, los domingos por la tarde-noche se transforma en la antesala del País de las Maravillas y en el cuartel general de los que se resisten a una monotonía que el lunes, implacable, amenaza con instaurar. Comandados por Nenita Danger, matineros, punks, travestís, hipsters y cualquier insumiso del aburrimiento se reúnen, sin prejuicio alguno, en este oasis de libertad. Los asientos y mesas son pódiums improvisados para bailar al ritmo electrónico y ecléctico de Joke de Vriese ( musicón ) o para ir marcando los números del cartón del único bingo que está siempre a un pollo y dirige, como nadie, Yogurinha Borova. Mientras, ¿señoras de bien?, llenas de purpurina, pelucas del chino y pechos sin cirugía alguna pero mucha globoflexia reparten gominolas y Jagger Master entre los asistentes.
Ahora sé porqué el puente de San Antón aparece en el escudo de Bilbao, porque justo de debajo de él emerge una subcultura independiente y marginal que tan necesaria es en cualquier ciudad para que esta sea considerada como tal. ¡¡Viva el dobingo!!
Puedo decir que bajo el puente de San Antón, símbolo de la capital vizcaína, se esconde un reducto de fauna inclasificable, irreductibles de la fiesta y rebeldes al sueño. Este antro sin sentido lógico alguno, pollería de día, los domingos por la tarde-noche se transforma en la antesala del País de las Maravillas y en el cuartel general de los que se resisten a una monotonía que el lunes, implacable, amenaza con instaurar. Comandados por Nenita Danger, matineros, punks, travestís, hipsters y cualquier insumiso del aburrimiento se reúnen, sin prejuicio alguno, en este oasis de libertad. Los asientos y mesas son pódiums improvisados para bailar al ritmo electrónico y ecléctico de Joke de Vriese ( musicón ) o para ir marcando los números del cartón del único bingo que está siempre a un pollo y dirige, como nadie, Yogurinha Borova. Mientras, ¿señoras de bien?, llenas de purpurina, pelucas del chino y pechos sin cirugía alguna pero mucha globoflexia reparten gominolas y Jagger Master entre los asistentes.
Ahora sé porqué el puente de San Antón aparece en el escudo de Bilbao, porque justo de debajo de él emerge una subcultura independiente y marginal que tan necesaria es en cualquier ciudad para que esta sea considerada como tal. ¡¡Viva el dobingo!!
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