miércoles, 31 de mayo de 2017

CIERRA ANACONDA, LA ÚLTIMA GRAN SALA DE FIESTAS

El último vestigio de una época dorada donde la gente salía con impetú y los cubatas se servían sin miramientos está a punto de desaparecer. La discoteca Anaconda, superviviente de una estirpe de locales donde la moqueta, el brillo y el espejo relucían impolutos ante una parroquia sedienta de baile y espectáculo cerrará sus puertas el próximo mes de julio. Por su escenario han pasado grupos, deejays, solistas pero sobre todo, los mejores humoristas de este país. Hace justo ahora veinte años de la primera vez que pisé la última sala de fiestas que nos quedaba, en la que los camareros iban con camisa y corbata y las consumiciones descansaban en posavasos. Hasta allí se acercaban jóvenes de todo Bizkaia y servía de orgullo a Barakaldo, cuya noche rivalizaba con la de Bilbao. Junto al Holliday, Tiffany´s o Garden hacieron imposible que el aburrimiento se apoderará de las noches botxeras.
Pero si algo caracterizó a la Anaconda fueron sus teléfonos repartidos alrededor de la pista de baile. A través de ellos, a muchos el amor les constestó y a otros les valió para vencer la timidez y dar el primer paso en plenos "lentos".
Con su desaparición se nos va, a varias generaciones, un trocito de nuestra vida, de nuestra historia personal. Cuando su bola de espejos deje de girar los recuerdos harán de ella un mito, un emblema de una época extinta, una leyenda más. En ese momento cerrará la última gran sala de fiestas de Bizkaia.


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