martes, 4 de septiembre de 2018

PASAPOGA, LA SALA DE FIESTAS MÁS FAMOSA DEL MUNDO



En los bajos del cine Avenida, concretamente en el número 15 de la Avenida Pi y Margall (después Gran Vía 37) se erigió uno de los templos más lujosos y opulentes del hedonismo y la buena vida, el Pasapoga. Su nombre no obedece a un lugar exótico , sino el acrónimo formado por las dos primeras silabas de  los apellidos de sus creadores. Patuel, Sánchez, Porres y García dieron nombre a la sala que abrió sus puertas a las 22.30 de la noche del 20 de mayo de 1942, en una coyuntura marcada por la cruenta posguerra que sumía a la inmensa mayoría de españoles en el hambre y la miseria. En cambio, el nuevo musichall era una oda al lujo y la ostentación. Su decoración, llevada a cabo por Mariano García,  estaba repleta de elementos isabelinos, columnas de mármol(como las de la puerta de entrada), murales, pinturas, mucho de pan de oro, de caras alfombras, de arañas y enormes lámparas colgando del techo. Las entre 15 y 18 pesetas que costaba franquear su puerta suponía un precio prohibitivo para unos madrileños que bastante tenían con sobrevivir en un país destrozado por la contienda bélica. Su selecta clientela se componía de la alta aristocracia, de mandamases franquistas, de la incipiente farándula patria y de foráneos que visitaban la ciudad, como multimillonarios empresarios y artistas internacionales. 
Por allí pasaron y disfrutaron de las noches del Pasapoga personajes como Frank Sinatra, Lola Flores, Osephine Baker, Juliette Grèco, Ava Gadner o Jorge Negrete. En 1952 se anunciaba como "la sala de fiestas más famosa del mundo" pero poco a poco su lujo y exclusividad fueron mermando en una paulatina decadencia aunque no fue hasta finales de los años 80 cuando el deterioro y su crisis se hizo más patente. Hasta entonces el local tuvo diferentes etapas y allí actuaron las mejores orquestas del momento, Monna Bell o Sara Montiel. Como digo, las costumbres se iban relajando en una dictadura que agonizaba y el Pasapoga se convirtió en un cabaret de entrada más democrática y con actuaciones de los humoristas más populares como las de Fernando Esteso o Eugenio, vedettes como Moria Casán o Addy Ventura,  o un poco antes, en 1962, Coccinelle, la primera transexual mediática recién llegada de Francia y que, dicen, casi no recibió aplausos en su actuación por un público que quedó atónito, flasheado por la belleza de aquella mujer tan especial. 
Con la llegada de los 90, el público dio la espalda al género de las variedades y Pasapoga se transformo en los primeros años del nuevo siglo en una discoteca con sesiones house y bastión nocturno del público gay. Aunque la iniciativa tuvo éxito, la competencia era feroz y la Gran Vía madrileña se había convertido en pasto de las franquicias, en 2004 Pasapoga cerró para siempre y dio paso a una tienda de ropa.  Atrás quedan 62 años de la "sala de fiestas más famosa del mundo".
Fuente:diariodemadrid.net

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