El pasado viernes me acerqué hasta el pub Key para celebrar su 27 aniversario. En más de una ocasión he escrito sobre este maravilloso lugar pero pienso que nunca será lo suficiente para ensalzar, divulgar y dar a conocer uno de los sitios más totales de Bilbao. La diversidad, el desprejuicio y la diversión rebosaron, un cumpleaños más, un fin de semana más, en un local que acogió un enorme gentío con ganas de compartir una fecha marcada desde hace muchos años en mi calendario. Pero esta vez me pasó algo curioso, sentí que el estar allí iba más allá del mero divertimento, tuve cierta conciencia, y consciencia, de reivindicación, de defender unos valores, una libertad, una forma de entender la vida que parece no estar tan asentada como creíamos. Puede que sería por la cercanía con las elecciones y el auge de la intolerancia en los parlamentos e instituciones de media Europa con la pretensión de provocar una regresión en la conquista de derechos civiles. También pudo ser por cierta nostalgia de recordar aquellos sábados y viernes del Key con aforo completo, donde no cabía ni un alma más, literal, y tenías que esperar a ver si había mejor suerte en el pase de las tres de la mañana. Sentí ser parte de una resistencia que no queremos ver como el espectáculo, el cabaré, el transformismo y la música en directo desaparece de nuestra ciudad porque si lo hace desaparecerá la ciudad en si misma.
Por eso es necesario escribir sobre el Key, por eso es necesario dar las gracias a Asier, a la Yogurinha, a Iñaki, a Gabriel, a Kini y al resto de artistas que hacen posible que los neones aun se enciendan y el telón siga alzándose, porque como dijo el director de pista, el Sr. Bilbao, el show debe continuar, y si me permite, yo añado, por el bien de la ciudad y el bien de todos. Show must go on!
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