Hoy os vengo a contar una de las iniciativas culturales imprescindibles que se han llevado a cabo este verano y de la que todavía estáis a tiempo de poder disfrutar, me estoy refiriendo a la publicación del libro Aviador Dro, Anarquía Científica. Una auténtica obra maestra que recoge la historia de una revolución muy especial, la llevada a cabo por un grupo de mutantes desde hace 40 años a través de la música techno. Su edición es exquisita, maravillosa, acorde a la historia que cuenta y obliga a la genuflexión robótica ante la culpable de semejante tinglado, Patricia Godes. Ella ha conseguido aunar 560 páginas de puro uranio enriquecido convirtiendo la obra en un arma de destrucción masiva para acabar con alienaciones y convencionalismos. En ellas encontramos panfletos, comics, textos, fotos y cualquier material radioactivo que nos ilustra la trayectoria de unos aviadores que se atrevieron a desafiar las reglas establecidas y lograron volar tan alto que pusieron la industria musical española del revés. Según avanza la lectura caemos en la cuenta que estamos ante pura poesía cosmikronista liderada por un cyborg llamado Biovac N y cuyo pseudónimo humanoide, Servando Carballar, comenzó a ser cada vez más conocido en el Madrid movidero de finales de los 70. Una poesía romántica y libre que ha llegado hasta nuestros días y que merecía ser contada y documentada a través de un artefacto, un bello y reluciente artefacto, que torpedea la nostalgia y mira hacia el futuro desde un presente que a veces delata estar excesivamente anclado en el pasado, un presente en retroceso y que nos delata que somos nosotros y nosotras los que no debemos dejar que nos secuestren el futuro. ¿Cómo? Leyendo, provocando, bañándonos en radio y sobre todo bailando, bailando techno sin parar.
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