domingo, 22 de junio de 2025

STRIPTEASE EN LA PISTA DE BAILE

 


Desde hace ya unos cuantos años estamos siendo arrastrados por una corriente de puritanismo que ha vuelto a censurar el desnudo en el ámbito de lo público y cada vez resulta ser mayor el escándalo cuando aparece una teta, un culo y no te digo ya unos genitales. Da la sensación de que estamos regresando de manera inexorable a las décadas anteriores a la mitad del siglo XX cuando el desnudo estaba criminalizado y perseguido. Desde entonces las democracias occidentales fueron permitiendo de manera paulatina la introducción del desnudo en ámbitos relacionados con el espectáculo, ya sea en los cabarés, las películas o cualquier otro tipo de show.  

En el caso de España la cosa se retrasó hasta la muerte de Franco, pero explotó con una intensidad inusitada como en ningún otro lugar. Demasiados años de represión provocaron que, a finales de los años 70, subiría la fiebre por el desnudo en el país durante las décadas de los 80 y 90. Al principio los stripteases eran un acto revolucionario, político diría yo, asociado en la mayor parte de las ocasiones a la intelectualidad del momento, donde strippers como Christa Leem eran musas de la libertad. Al poco llegó el “destape” y con él, en toda película española tenía que aparecer un desnudo de alguna mujer. El fenómeno se popularizó y no quedó reducido al cine. Los quioscos se llenaron de señora ligeras de ropa, los teatros y la televisión también. La contraportada del As y la primera página de Interviú fueron ejemplo de ello. Se legalizó la pornografía y las películas eróticas hacían furor. Eso sí, la sociedad no avanzó tanto y en la inmensa mayoría de los casos, el desnudo fue siempre femenino, evidenciando la cultura machista y llevando a equívoco al personal. ¿Estábamos ante una liberación o ante la cosificación de la mujer como objeto de consumo para hombres? Y así nombres como Susana Estrada, María José Cantudo, Marisol o Sabrina protagonizaron momentos subidos de tono en una lista en la que no tenían cabida los hombres.  

Por su parte, las discotecas y salas de fiesta no fueron ajenas a esta tendencia y la gran mayoría subieron la temperatura de su pista ofreciendo espectáculos de alto voltaje. En sus pódiums apareció la figura del go-gó con mínima ropa y aquí sí, mayor paridad en cuanto a género. Y es que, aunque eran más las mujeres que bailaron en las tarimas, no era raro encontrar go-gos de ambos géneros. Desde finales de los años 80 los pases de stripteases eran habituales en la mayor parte de las discotecas. Chicas y chicos con cuerpos esculturales cortaban las mezclas del deejay para llevar a cabo su espectáculo, que podía ser integral o no. 

Pero el asunto no se quedó ahí, la popularización del desnudo como espectáculo en los años 80 y 90 propició la aparición de los concursos de camisetas mojadas. Mujeres con camisetas blancas se mojaban el atuendo ante un público absorto ante tanta algarabía y como el show debía continuar pronto aparecieron la versión húmeda masculina, los concursos de calzoncillos mojados.  

La cosa iba in crescendo y el público pedía cada vez más, así que pronto aparecieron los shows de porno en vivo donde se practicaba sexo explícito encima del escenario. Seguramente la barcelonesa sala Bagdag fue pionera en este ámbito, pero Madrid estaba llena de peakshow y en Bilbao recuerdo la sala Capri. 

El striptease fue algo tan integrado en la sociedad española que programas nocturnos tan icónicos como Esta noche cruzamos el Misisipi” comenzaban con uno y la última gran época dorada fue gracias a Crónicas Marcianas y las stripers Chiqui Martí y Susana Rachel. Mientras, en las discotecas, los stripteases cada vez eran más chabacanos y vulgares. Después de tanto tiempo, el striptease se había vulgarizado, ya no era algo glamouroso y mucho menos un acto de rebeldía. 

Las nuevas generaciones comenzaron a ver el asunto como algo casposo y cutre. Con la llegada de Internet y una nueva oleada de puritanismo los desnudos desaparecieron del mainstraim. Ahora la televisión tradicional, las plataformas como Youtube, Instagram o TikTok no quieren desnudos en sus pantallas y las discotecas hace mucho que dejaron de programar striptease, el asunto había dejado de estar de moda. 

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