Hacía tiempo que no veía algo distinto en la noche de Bilbao y es de agredecer el live que nos ofreció Digital 21 el pasado viernes en el Museo Guggenheim. A través de varias piezas, el artista malagueño nos inundó de emociones en su combinación de música y visuales. La conexión audio-video junto a un sinfín de sonidos provocados desde sus aparatos electrónicos y otros instrumentos reales dejó perplejo al entregado público. Migue, que acababa de llegar de su gira por China, aportó oxígeno y frescura a una noche enlatada y con excesivo olor a naftalina. Por otra parte, el escenario no podía ser mejor y cuando todo parecía acabar, soltó una rafaga de sonidos tremendamente bailables que impulsó a la pista al heterogéneo público congregado ayer.
Pero la cosa no quedaba ahí, Digital 21 nos espetaba a continuar el disfrute en dos nuevos y diferentes conciertos en el club "Fever" de la capital vizcaina. La verdad es que yo andaba muy cansado, la semana pesaba y en un principio no había intención de alargar la noche pero me gustó tanto lo vivido que quizá era preferible acumular ese cansancio y dejarse llevar por el buen hacer de Miguel. Me dirijí a donde se encontraba la chica que te imprimía un sello en la mano para acceder a la "Fever", ella estaba en la puerta, escoltada por una corte de maromos babeantes, al parecer conocidos suyos. Al decirle que me sellará la mano me pidió la entrada.
-No, no tengo, vengo invitado como prensa-le contesté.
-Entonces no puedo.
-Pero te digo que vengo invitado, llama a tu responsable.
-No, la buscas tú si quieres.
La rubia, en este caso tonta y con síntomas de aparente idiotez, me hizo tomar dos decisiones. La primera, irme para casa. La segunda, escribir un post sobre lo extendido de la nefasta organización de eventos y fiestas y el mal trato que se da por parte de sus promotores a público y medios. Pero eso será mañana.
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