lunes, 26 de marzo de 2018
ENTREVISTA A JOAN OLEAQUE
Continuando con mi serie de entrevistas
“Los Imprescindibles de la Ruta”, hoy tengo el inmenso placer de
publicar la llevada a cabo a Joan Oleaque. Joan es profesor en la
Universidad Internacional Valenciana, ha colaborado en medios de
comunicación como El Temps y El País, además de en
diferentes canales de televisión. En su faceta de escritor publicó
un libro sobre el crimen de Alcasser y otro, el que nos ocupa, sobre
la Ruta del Bacalao. Este último se publicó en 2004 bajo el título
“En éxtasi” y supuso colocar la primera piedra para conocer qué
fue realmente aquello que sucedió en la carretera de El Saler. A
finales del año pasado se reeditó en castellano con la editorial
Barlin Libros y desde aquí lo recomiendo de una manera superlativa
por su carácter esencial a la hora de conocer la Ruta. Joan es
pionero en eso de dignificar y contar que sucedió en Valencia,
seguramente la persona con mayores conocimientos del fenómeno y cuya
opinión es respetada y demandada en cualquier foro en el que se
habla del movimiento destroy. Por eso es un honor poder leerle en
este blog.
Fuente: Facebook del autor
-¿Por qué en los primeros años dos
mil decides escribir un libro sobre la Ruta del Bacalao?
--En aquel momento se me encargó
llevar a cabo un libro de periodismo que tuviera elementos de
investigación, sobre un tema de mi elección; era para una colección
concreta de libros que deseaba profundizar en ese ámbito (periodismo
social, periodismo investigativo). La condición, digamos, es que no
se alargara eternamente, que tuviera un plazo concreto. Para ello,
pensé que debía ser un tema que yo, digamos, dominara, o conociera
mucho periodísticamente, y, si era posible, personalmente. Un tema
sobre el que hubiera mucho por decir (es decir, que se hubiera
tratado superficialmente; me gusta mucho escribir más profundo sobre
lo que se ha tratado por encima, o cosméticamente, buscar visiones
más densas, más completas, hablar de lo que no se acaba de ver y
ayudar a entender situaciones que se han tratado superficialmente,
pero que son complejas). Es entonces cuando se me ocurrió hablar de
la Ruta; se vivía en aquel momento una cierta atención eventual al
fenómeno mákina, a sus aspectos más estereotipados y pandilleros;
quise analizar cómo se había llegado a la mákina, algo duro y
comercial, desde algo muy sofisticado y radical, que es lo que la
Ruta era al principio. Los editores confiaron en mi criterio, y me
lancé.
-En ese momento, todavía muy cercano
al final de la Ruta, nadie se atrevía a dar una opinión diferente a
la "oficial" sobre el fenómeno destroy. Más allá del
discurso único, se te acusaba de hacer apología de la droga o
defender una historia de garrulos e incultos. Siendo además
periodista y profesor de Universidad ¿No tenías miedo a perder
credibilidad?
--Nunca viví demasiado esas
acusaciones; nunca las percibí, la verdad. Me sentí arropado por la
mayoría de los periodistas (de un modo u otro), aunque sé muy bien
que muchos modernos, críticos de todo pelaje y no pocos potenciales
lectores pensaban que estaba como una cabra al analizar un fenómeno
que, por una parte, les asustaba –por macarra- y que, por otra,
nunca creyeron que una vez fue vanguardista y muy interesante a un
nivel hoy casi inimaginable. Por otra parte me alucina que alguien
haya podido decir que el libro original hiciera apología de la
droga: me parece absurdo, incluso delirante, porque casi lo veo al
revés. Hace periodismo sobre el papel de la droga en la sociedad
española, en todo caso. Soy consciente de que mucha gente no
entendió nada, pero nunca creí que como académico o periodista eso
me fuera a afectar. La verdad es que no me gusta hacer cosas cómodas
cuando escribo.
-¿Qué opinión te merece la actual
ola revisionista?
Creo que ya era hora
que se tomara en serio aquello. Ten en cuenta que es historia real,
viva y pionera del clubbing europeo, y ha sido maltratada, insultada,
ignorada y pateada por unos y por otros. Lógicamente, hay un cierto
peligro de que se cree, digamos, una burbuja que infle esa revisión
hasta el aburrimiento o el estereotipo. Pero también creo que más
bien la moda sobre la Ruta asusta a aquellos que aún no han asumido
que realmente fue algo totalmente relevante. No veo, en este momento,
nada malo en que se revise de un modo más abierto, preciso y
agradable del que ha venido siendo habitual. De hecho, hay productos
recientes de muchísima importancia como "¡Bacalao!", de Luis Costa,
que crea un tapiz subyugante dando voz directa y coral sus
protagonistas. Por cierto, quiero referir con mucho agrado tu propia
aportación, David. El libro “La ruta, una historia a ritmo de
música bacalao”, fue una más que recomendable contribución para
estas nuevas miradas que estamos refiriendo, y que recomiendo
abiertamente. También habría que mencionar, desde el punto de vista
audiovisual el documental 72 horas, etc
-Viviste la Ruta en primera persona
¿Cómo fue, a grandes rasgos, tu experiencia?
-Bueno, a mí me marcó mucho. Su parte
buena y vanguardista fue muy importante para mi generación. La
música y el ambiente de los primeros años era lo más a lo que una
persona de aquel tiempo en aquel lugar, con inquietudes ligadas a la
cultura urbana del momento, podía aspirar. Duró muchos años, y la
viví directamente de muchas maneras, también como periodista. Crecí
a lo largo de su desarrollo, en lo personal y lo periodístico, nunca
he vuelto a ver algo parecido (sólo quizás en la Ibiza de la
primera mitad de los 90). Conservo muy buenos amigos que tuvieron que
ver con aquello de un modo decisivo. Había muchos riesgos y
obstáculos en ese camino, y también malos momentos, etc. Pero me
siento bastante privilegiado por haber estado allí. De hecho, es
necesario haber estado para transmitir determinados matices del
fenómeno que si no, es imposible. Esto ha sido muy importante para
el libro, claro.
-¿Cómo fue el proceso creativo del
libro?
En la edición de 2004, fue un trabajo,
un buceo en el trabajo previo y en recuerdos sistematizados. En la
edición en español de 2017, ha sido conmovedor. He recordado
momentos, personas, aspectos, que estaban apartados en mi memoria,
latentes; los he vuelto a invocar, he revivido muchas noches, muchos
años, mucha gente. Toda la música, todo lo que la envolvía, todo
lo que da sentido a la juventud de uno, sin saber que eso iba a
acabar siendo un fenómeno social tremebundo. Muy emotivo, la verdad.
-¿Por qué has decidido reeditar ahora
"En Extasis" y por qué en castellano?
Alberto Haller, editor de Barlin
Libros, me lo propuso antes de que empezara el revisionismo y antes
de que su editorial, de hecho, comenzara a publicar. Cuando ví sus
primeros libros, me fascinó el tipo de producto (muy cuidado, basado
en el pensamiento al margen, muy rigurosos y atractivos) y vi que era
el momento. La edición catalana estaba agotada, y sé que mucha
gente quería leerlo. Por tanto, la adaptación al castellano se
impuso, actualizando, no obstante muchos aspectos, como podrá
comprobar cualquier lector.
-¿Cómo te sientes al ser el pionero a
la hora de contar y documentar el movimiento rutero desde un prisma
más objetivo e histórico?
-Pues me siento bien. Muy reconocido,
muy bien tratado. Me emociona un poco, a veces. Muy, muy honrado con
entrevistas como ésta, hablando con grandes personas devotas del
fenómeno (yo soy un fan, en muchos aspectos, aunque lógicamente
tomo distancia como periodista, etc), y también con gente que tiene
curiosidad o interés. Los aspectos promocionales son duros a veces,
es difícil cuadrar los tiempos, etc. Pero he intentado aportar lo
mejor que he podido al asunto, y lo he hecho con el alma, desde lo
más profundo. El prólogo de mi libro en castellano, escrito por el
descomunal Kiko Amat, ha sido un honor tremendo, me ha dejado sin
habla. Abrumado. La presentación en Valencia con tantísima gente de
varias generaciones, de tantos ámbitos diversos, fue un acto de amor
colectivo, que conecta con muchos años y muchas historias, así lo
viví. Todo esto me toca el corazón.
-¿Por qué en Ibiza la movida
discotequera prosperó y en Valencia no?
-Ellos se han tomado en serio la parte
de un negocio ligado a una idea, y no sólo a las masas. En Ibiza, se
persigue el sueño de que aquello es un paraíso de vanguardia
inter-generacional con reminiscencias en el universo hippy, en el que
la música moderna y el amor colectivo es la base, así como la
modernidad. Dan igual los millones de euros que se muevan, el sueño
de Ibiza late bajo eso, se reverencia, se persigue, de algún modo;
los djs más caros van a Ibiza y sienten respeto a su historia de
vanguardia, aunque ellos sean comerciales. En Valencia el sueño se
mató. Nadie lo respetó. Tampoco las discotecas: renunciaron a ello
muy rápido. Por supuesto, la administración, la presión policial y
los medios destrozaron todo; pero si las discotecas no hubieran
renunciado a la vanguardia de un modo evidente y obvio, la semilla
hubiera permanecido, y hubiera germinado de otro modo.
-¿De verdad crees que la Ruta del
Bacalao tuvo un impacto más allá de España?
--Más que tener un impacto fuera (algo
que sí tuvo Ibiza porque djs ingleses muy influyentes llevaron a
Reino Unido el rollo ibicenco, y luego al mundo), lo que digo es que
en Valencia todo pasó antes, más fuerte, más grande y más intenso
que en cualquier parte. A principios de los 80, en discotecas muy
grandes, a pleno sol, con colas crecientes en la puerta, se servía
la vanguardia musical y estética más extrema que cualquiera se
podía imaginar, con un discurso propio que no se parecía a nada
(aunque tomaba elementos musicales de UK, de Bélgica, etc). En
Ibiza, en Manchester, el equivalente a eso pasó mucho después, a un
nivel masivo e influyente. Esto es claro, la cronología no engaña.
-La Ruta abarcó casi 20 años y en
todo ese tiempo hubo varias etapas ¿con cuál te quedas tú?
--Hubo varios muy importante: al
principio, con Barraca y Chocolate ofreciendo un ambiente de una
fuerza y una creatividad increíbles; la segunda mitad de los 80, con
Chocolate y Spook definiendo todo; y el final de década y el
principio de los 90, con Puzzle recuperando un glamour del inicio de
los 80. En cuanto a música, los primeros años de Fran Lenaers en
Spook, y su época en Coliseo, para mí superaron todo en genialidad
e intensidad.
-¿Hacia dónde va el mundo de las
discotecas y la música de baile?
--Hacia una polarización. Los tiempos
en que vanguardia y algo más comercial podían combinarse se
acabaron. Las grandes masas son objeto de basura electrónica, con
djs que parecen saltimbanquis y una falta de respeto en todo bastante
grande. La música de baile más avanzada, más interesante, parece
que se define en las catacumbas, apartándose de la eclosión
apasionante que ha vivido en otras épocas. Siempre habrá
underground, claro: ahí es donde hay que rastrear, en esa parte del
baile.
-¿Tienes en mente escribir un libro
nuevo relacionado con la Ruta o escenas parecidas?
--Por ahora, quiero difundir la buena
nueva de éste, gracias a oportunidades como la que se me brinda
aquí, y que agradezco con cariño.
De imprescindible lectura
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