Si la música disco tuvo su templo en el Studio 54 de Nueva York, el reverso sónico setentero encarnado en el punk tuvo su club fetiche no muy lejos de allí, en el CBGB. Ubicado en el 315 de Bowery y fundado por Hilly Kristal en 1973, su nombre completo era CBGB & OMFUG, es decir "Country Bluegrass Blues and Other Music For Uplifting Gormandizers". Las cuatro primeras letras hacían referencia a los géneros que pretendían escucharse allí y la segunda parte viene a ser algo así como otra música para animar a devoradores.
Al poco tiempo de abrir, aparecieron por el local dos jóvenes que preguntaron a Hilly si podrían tocar allí con su banda. El dueño aceptó y otorgó la residencia de los domingos a Television, el rock comenzaba a escribir un nuevo y glorioso capítulo. Los grupos rockeros más vanguardistas de la ciudad hicieron del CBGB su cuartel general y por su pequeño escenario empezaron a pasar grandes del punk como Ramones, Blondie, Patti Smhit, Suicide, Talking Heads... en un esperpento fielmente retratado por fotógrafos como David Godlis o Roberta Bayley.
La guerra punk entre Londres y Nueva York no llegó al CBGB, donde se acogió a todo el mundo que tuviera que gritar algo. Se acabó el aburrido y pomposo rock sinfónico, había rabia y ganas de acelerar el asunto. Los temas ahora iban a ser cortos, no había tiempo, no había futuro y sí mucho aquello del "hazlo tu mismo". Finalmente, nunca se instauró el blues, ni cualquier cierto sonido negro, ya sea disco, funk, jazz, house..
La historia del CBGB se prolongó hasta el año 2006. Hay quien se atreve a decir que por aquel pequeño, oscuro y mugriento garito pasaron más de 50.000 bandas y en lo que todos coinciden es en afirmar que el club escribió una página dorada de la música y los templos del buen vivir.
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