En todo fenómeno social existen unos lugares, unas fechas y ciertos elementos necesarios para su comprensión. Son hitos que provocan mutaciones en la historia del mismo y a posteriori nos sirven para que podamos entender o argumentar los motivos que provocaron la evolución del asunto estudiado.
En la Ruta del Bacalao, el hito que marca el comienzo del fin es, sin duda alguna, el reportaje que emitió Canal+ bajo el título "Hasta que el cuerpo aguante". Un trabajo emitido antes del verano de 1993 en el programa "24 Horas" que presentaba Carles Francino. En aquel momento España vivía una dura resaca después de la fiesta nacional que había supuesto los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. La crisis económica, los casos de corrupción o la guerra sucia contra ETA copaban portadas en una España decadente donde las cloacas del Estado empezaron a no poder contener tanto detritus y putrefacción.
Los nuevos medios de comunicación surgidos a principios de los 90 no cesaban de sacar a la luz escándalos y en muchos casos, se abrazó un sensacionalismo que tiño de amarillo una década entera. El fenómeno bacalao no escapó a dicha tendencia y desde televisiones a periódicos, se le apaleó y denigró hasta provocar una fuerte alarma social que empujó a las autoridades políticas y policiales a ejecutar una brutal persecución que acabó por aniquilar la Ruta para el año 1996 aproximadamente.
Voviendo a 1993, era un secreto a voces que en Valencia existía un circuito de discotecas desde hacía más de una década donde se pinchaba la música más vanguardista y ecléctica del momento. Donde la gente más moderna de media Europa suspiraba por acercarse a bailar un fin de semana y dejarse llevar por la libertad de un fenómeno que comenzaba a ser muy popular pero se mantenía camuflado en el underground, ajeno a las miradas inquisidoras. Al menos a nivel nacional.
Con la emisión del reportaje en 1993, el escándalo saltó a la luz pública y el desfase se evidenció sacándolo a la palestra nacional. Sobre todo interesó eso, el desfase. Gente cuanto más joven mejor, en estados alterados, eufóricos o agotados por un consumo exacerbado de drogas y alcohol. Y sí, mezclado con viajes en carretera de manera continua. Que era algo habitual y cierto, sí. Que fue tratado de manera sesgada también. Porque la Ruta era eso pero también era vanguardia musical, conexión con la moda, propuestas visuales y teatrales. Escuchar Bauhaus o The Cult en un pueblo de la Albufera por gentes de toda clase y condición también era el movimiento rutero pero eso no era tan consumido por la audiencia.
Hay hienas y buitres que llegaron a vincular la Ruta Destroy con el crimen de las niñas de Alcasser, que fueron secuestradas cuando hacían autostop para ir a una fiesta organizada por su instituto en una discoteca de Picassent. Un suceso que conmocionó al país y fue tratado de una manera sucia y deleznable por los medios de comunicación.
El movimiento destroy llevaba más de una década de juerga ininterrumpida y en aquellos momentos estaba en una fase de transición. La electrónica de corte industrial se iba haciendo con la hegemonía en los altavoces, se empezó a consumir más speed y éxtasis, los asiduos a las discotecas eran cada vez más y lo hacían por entender que era algo que estaba de moda y no por cuestiones artísticas. Con el documental, amplios sectores de la sociedad empezaron a repudiar lo que sucedía en Valencia pero la juventud, ávida de juerga y desenfreno, acudió en masa. En ese instante el bacalao se comercializó, se quedó vacío de contenido, se degradó. Mascachapas y garrulos inundan la pista de baile, la música se acelera, la droga es un fin y no un medio, comienza a enrarecerse el ambiente y todo retroalimenta el discurso de la criminalización desde el otro lado de la barricada.
Años después y con el fenómeno destroy superado, el video se sube a Youtube, la Ruta vuelve a recuperar interés y hay quien comienza a plantearse que el tratamiento que se dio al asunto en su día no fuese el más acertado. Sin entender muy bien el motivo, Youtube lo elimina en varias ocasiones pero se vuelve a subir a la Red otras tantas por personas que se niegan a que el documento no pueda ser compartido con nuevas generaciones de clubbers. Ahora mismo son varios los canales de Youtube en los que se puede encontrar, con casi dos millones de visitas entre todos. Un dato de su repercusión y el interés que despierta.
Termino con una reflexión, haber planteado la Ruta desde un punto de vista cultural podría haber cambiado el rumbo del movimiento, o no, quién sabe. Los caminos de la bohemia son inescrutables.
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