jueves, 15 de abril de 2021

LOS COCKTAILS DE LOS 80 y 90

En tiempos de cocktails de pitiminí a precio de potosí, de mixtura y bartenders o gintonics rosas ajardinados, me lanzo a escribir sobre aquellos combinados de menor sofisticación pero enorme furor etílico que protagonizaron barras y algún que otro botellón en los años 80 y 90.

Olvídate de medidores y consigue un buen trapo húmedo, como el que se utilizaba en el Soiz del Casco Viejo para agitar sus célebres machacados y disfruta de un artículo de alta graduación.

-43 cola, uno de las mezclas más consumidas por jóvenes golosos sin riesgos al edulcorante. El licor 43 es una bebida dorada distribuida desde Cartagena que se mezclaba con prácticamente todo pero de manera excesiva con refresco de cola. Su sabor dulzón engañaba acerca de su alta graduación, más de 30 grados, con las consiguientes borracheras a base del aparente inofensivo licor. 

-Orgasmo era el nombre que recibía el combinado de refresco de limón con licor de melocotón. Mucho más refrescante que el anterior, casi igual de empalagoso pero con una menor graduación. Había quien te miraba raro al pedirlo en barras de poca enjundia y enorme desconocimiento en cuanto a la cocktelería popular. El orgasmo tenía variantes menos conocidas pero igual de ricas, pudiendo ser las elaboradas con licor de manzana o de melón. Alta inventiva en frutas etílicas. 

-Cua-cua era el engendro alcohólico para la chavalería más borracha al mezclar dos verdaderas bombas etílicas con sabor dulzón, el cuantró y el 43. El cuantró es un licor francés de 40 grados con sabor a naranja. Los adolescentes imberbes se lo bebían en chupitos como si fuera zumo y hay quien pedía vasos anchos para pegarse el pelotazo del siglo.

-Cerebrito es un paso más en esta mixología populachera juvenil de finales de siglo, en el que se incluye el elemento visual. En este caso algo tan atractivo de ver como un cerebro derritiéndose en tu vaso. Se servía en chupito y estaba cargado a base de vodka, granadina y baileys. Tomar un cerebrito en mitad de la noche era el equivalente a escuchar aquello de "pero no mezcles" y poner a prueba tu sistema digestivo.

-Lugumba o lumumba, he oído las dos versiones del mismo cocktail, que a su vez, tiene distintas variantes. La base es el batido de chocolate y la bebida alcohólica puede ser brandy, baileys y el omnipresente licor 43. Dicen que se inventó en el celebre Bocaccio barcelonés pero vete tu a saber.

-Kalimotxo, es la bebida por antonomasia en el Norte a base de coca cola y vino tinto. Surgida, cuenta la leyenda, en unas fiestas de Bilbao y de allí se extendió el asunto por todo el mundo hasta servirlo en ciertas discotecas de Nueva York. En Madrid, por ejemplo, es mejor pedir un tinto de verano en una terraza porque está asociado al teenagerismo más decadente, vamos, el que nos gusta.

-Destornillador  es otro clasicazo que no puede faltar en este listado. Seguramente uno de los que mejor han sobrevivido al paso del tiempo. Elaborado con zumo de naranja, refresco de naranja y vodka, era una apuesta segura.

Es cierto que me quedan más como San Francisco, leche de pantera, pitilingorri, butanito, caramelito, malibu-piña... pero la lista se hace interminable y ya empiezo a ver doble e incluso sentirme Tom Cruise.

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