Poco ha debido de cambiar la mirada de Joseba Solozabal desde que de niño soñaba, en su Deusto natal, con ser periodista. Desde entonces siempre tuvo claro que su prioridad era la de ser feliz y no famoso, por eso siguió el camino de la coherencia, coherencia con unos valores e ideales, los suyos. ¡Qué difícil en estos tiempos! Ahí radica el éxito de este comunicador nato, quien es cronista oficial de Bilbao, en la autenticidad que desprende. Porque más allá de su frivolidad, bendita frivolidad que todo lo relativiza y endulza, Joseba es un devorador de información, consciente que estar al cabo de la calle es fundamental para tener una opinión formada y un criterio que le avala como profesional. Un periodista que decidió quedarse en Bilbao porque ama lo que hace y ama su ciudad, más txirene que Don Diego, al quien deja de piedra con sus modelos y peinados. Y es que Joseba es libre, dentro y fuera del plató, lo que alguna vez le ha costado meterse en jardines, más frondosos que los de Albia. Pero a él le da igual, es parte de su naturaleza, de esa que le hace implicarse en diferentes causas, si las cree de justicia defender.
Encumbrado en el star-system botxero, décadas de enorme trabajo le avalan, desde la radio donde comenzó y que nunca dejó de lado hasta una tele, Telebilbao, que le otorgó la popularidad total. Allí le podemos encontrar cada noche, desde los años 90, en prime time, cogiendo el pulso a la actualidad y haciendo ciudad, ¡qué labor tan importante en esta época de globalización!
Siempre apoyando a los comerciantes, a los artistas, a la cultura, a todos los sectores de la Villa, dejando siempre un micro y una cámara abierta para que cada ciudadano y ciudadana que quiera contar su historia lo haga de una manera libre. Para hacer ciudad en definitiva porque el siempre lo ha tenido claro, Bilbao es una gran ciudad, no una ciudad mas de provincias. Y lo es gracias a personajes como él, independientes, libres, transgresores, aperturistas y respetuosos.
Sus seguidores conforman un colectivo multicolor y transversal que va desde las señoras de cierta edad, que le aman, hasta los más jóvenes, no hay edad, clase social y target que se le resista. Seguramente porque ha conseguido hacer valer aquello de que la calle no se calla.
Él ha entrevistado a todo el mundo, desde lehendakaris a futbolistas, desde Ana Obregón a Raphael. Y luego, es lo que tiene, le piden su teléfono porque quieren ser su amigo. En agosto pulveriza el share de pantalla con su programa de fiestas de Bilbao, cuyo pregón de hace una década aun se recuerda. Y sus llamadas en directo son pura antología de la televisión.
Melómano sin remedio, todavía tenemos Joseba para rato y no hay mejor forma de celebrarlo que bailando una canción de las Baccara.
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