Y es que, con el cierre de los cinco locales de Barrenkale y Barrenkale Barrena, se está matando moscas a cañonazos. En primer lugar se ha criminalizado a todos los que van, o vamos, a estos antros de perdición. Unos clientes adultos en su totalidad y pacíficos y respetuosos en su inmensa mayoría. Soy el primer interesado en que no aparezcan por estos sitios macarras de medio pelo y kinkis de tres al cuarto pero haberlos los hay. Para todos ellos esta las normativas municipales y el Código Penal, para actuar contra los vándalos de forma individual, repito, individual porque el Derecho punitivo así debe aplicarse, de manera individual y no colectiva.
Por otro lado,con el cierre, no se hasta que punto se esta vulnerando la libertad de empresa de los que están poniendo la pasta, habría que revisarlo.
Y sí, lo voy a decir porque me apetece, estoy en contra de que la gente monte peleas en las calles, delinca, se drogue en la vía pública y sea irrespetuosa con el vecino. Pero esto no es patrimonio de los matineros. Y es que estoy cansado de ver niños en los bares mientras sus padres consumen alcohol, carros de bebés en terrazas perfectamente ahumados por el tabaco de sus progenitores, representantes políticos robar dinero público y navajazos a las puertas de los estadios. Y eso ¿a nadie le importa? En cualquier partido de baloncesto o fútbol de categoría infantil hay más violencia que en una matinal. Y lo se porque he estado en ambos sitios. ¿Por qué no prohibimos todo? O mejor, ¿por qué no prohibimos nada?
Aquí os dejo este vídeo, dedicado a los prohibicionistas, que seguramente no lo sepan pero sus hijos estarán en el after hours
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