martes, 10 de enero de 2017

HABLEMOS DEL IBERODANCE

Hoy voy a escribir sobre un sonido del que nadie ha hablado, creo, hasta ahora. Un sonido que va más allá de la música, que acoge una estética, una forma de ser y de crear. Allá por los años 90, cuando en las emisoras y pistas de baile del Viejo Continente arrasaba el eurodance en lengua inglesa pero también italiana, francesa o alemana, los españoles quisieron dejar su particular esencia en el género, es lo que yo llamo el iberodance.
De los primerísimos, y con mayor entronque en el technopop de los 80, estaban OBK. Sus letras y sonidos (más fríos e influenciados por bandas como OMD y Depeche Mode) hicieron las delicias de una legión de fans. Su primer álbum lo publicó Blanco y Negro en el año 91 y desde entonces su carrera está llena de himnos synthpop en castellano. Al año siguiente y también desde Cataluña, nos llegó Viceversa. Los hermanos Beato arrasaron en los 40 Principales durante toda la década, vendiendo más de medio millón de discos en España y Latinoamérica. Ellos comenzaron a dar mayor calidez al iberodance con temas como "Tu Piel Morena". Minerva, Ríos de Gloria o Rebeca continuaron abriendo brecha dejando atrás los postulados más fríos y oscuros de los pioneros para abrazar melodías más cálidas, pegadizas y hasta pegajosas.
Y justo cuando parecía que lo habíamos visto todo, una vez más, desde Cataluña (aunque con un fructífero paso previo por Mexico) explotó en 1997 una estrella, Mónica Naranjo. Con su cabello bicolor y su arrolladora personalidad, la artista inició una de las carreras más laureadas en el mundo de la música. Así que ponte el pendiente de aro, las gafas de sol y desátate...





No hay comentarios: