Sólo me queda decir, con cierta nostalgia, que aunque el bar era pequeñito deja un enorme hueco en la noche pero que su dueño, reivindicativo y currela, divertido y trasgresor, generoso y humilde, bilbaino hasta la médula se merece ese descanso como nadie y es de obligación noctámbula darle la enhorabuena por estar tantos años en el candelero. Zorionak Otxoa!!
domingo, 15 de enero de 2017
LA OTXOA BAJA LA PERSIANA
La portada, ayer sábado, del periódico más leido en Vizcaya no fue para Trump ni Rajoy, no fue tampoco para el Athletic ni un suceso internacional, ayer la portada de El Correo se la llevó José Antonio Nielfa. Y no es para menos, el popular artista echa el cierre a su legendario pub de la calle Lersundi y en Bilbao, como todo el mundo sabe, la Otxoa es una institución. Son más de 30 años al frente de un local único e irrepetible por donde han desfilado toreros y albañiles, actores y futbolistas, peones de obra y cantantes... porque todos hemos tenido nuestro hueco en un lugar donde el gueto nunca existió y la mezcla era marca de la casa. Divertido como pocos y aperturista como ninguno, la Otxoa ha irradiado libertad por sus cuatro paredes en noches sin fin dirigidas por un estupendo maestro de ceremonias. José Antonio se reivindica como un quitapenas y es que tomar una copa en la Otxoa y no reir era una pura incompatibilidad. Abierto todos los días, con gente todos los días, Bilbao adolece ahora, más que nunca, de sitios así, cosmpolitas y eclecticos, urbanos y con identidad propia, que hagan del Botxo una ciudad y no ese pueblo de boina a rosca, capital de provincias, que muchos se empeñan en convertir.
Sólo me queda decir, con cierta nostalgia, que aunque el bar era pequeñito deja un enorme hueco en la noche pero que su dueño, reivindicativo y currela, divertido y trasgresor, generoso y humilde, bilbaino hasta la médula se merece ese descanso como nadie y es de obligación noctámbula darle la enhorabuena por estar tantos años en el candelero. Zorionak Otxoa!!
Sólo me queda decir, con cierta nostalgia, que aunque el bar era pequeñito deja un enorme hueco en la noche pero que su dueño, reivindicativo y currela, divertido y trasgresor, generoso y humilde, bilbaino hasta la médula se merece ese descanso como nadie y es de obligación noctámbula darle la enhorabuena por estar tantos años en el candelero. Zorionak Otxoa!!
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