Cuando la noche comenzaba a terminar y la luz, tímida, como si no quisiera hacerlo, despuntaba entre los montes del “Botxo”, muchos bailábamos el “Last Dance” de Donna Summer en el eterno “Distrito 9”. Era como si la Reina de la disco music nos dijese que esto se acababa y era hora de abandonar el baile. Poco más de las seis marcaba mi reloj galáctico y muchos de los que nos arremolinábamos en la galería empujados por las luces de limpieza hacia la calle nos negábamos a volver a nuestra casa dejando Bilbao huérfano de fiesta. Hace años, demasiados quizá, la cosa habría sido impensable pero hoy pocas son las alternativas para los insumisos de Morfeo. De repente, chivatazo, nombre y dirección de un antro con alma de after, estaba allí mismo, al otro lado de la plaza Moyua y prometía.
martes, 19 de marzo de 2013
DE AFTER
Cuando la noche comenzaba a terminar y la luz, tímida, como si no quisiera hacerlo, despuntaba entre los montes del “Botxo”, muchos bailábamos el “Last Dance” de Donna Summer en el eterno “Distrito 9”. Era como si la Reina de la disco music nos dijese que esto se acababa y era hora de abandonar el baile. Poco más de las seis marcaba mi reloj galáctico y muchos de los que nos arremolinábamos en la galería empujados por las luces de limpieza hacia la calle nos negábamos a volver a nuestra casa dejando Bilbao huérfano de fiesta. Hace años, demasiados quizá, la cosa habría sido impensable pero hoy pocas son las alternativas para los insumisos de Morfeo. De repente, chivatazo, nombre y dirección de un antro con alma de after, estaba allí mismo, al otro lado de la plaza Moyua y prometía.
Cuando llegamos la puerta estaba cerrada a cal y canto,
silencio atronador. ¿Esto está abierto? me pregunté. De entre unas cortinas
apareció una persona que me abrió y solicitó discreción, no podía ser de otra
forma. Música bajita de fondo y una barra a la derecha me daban la bienvenida. Decepción.
De repente me percaté, al fondo ví unas escaleras, siempre mágicas en la noche
porque-según palabras del maestro Iñigo Lejarza- cuando las bajas te preguntas
¿a dónde iré yo? Mandamiento noctámbulo cumplido. Fui a un pequeño espacio
donde la música de baile sonaba con contundencia, la gente bailaba sin parar,
el humo era libre y envolvente. Gonzalo "Morbid" pinchaba entre el público, a ras
de pista, como debe ser y sentí de nuevo la esencia de la cultura de club, de
la libertad horaria, del underground, de la magia de lo espontáneo y el repudio
de lo artificial. Tenía algo de clandestino y mucha autenticidad. Ni go-gos, ni luces, ni performances, ni modas… cultura de
club y en estado puro. No diré el nombre del lugar para salvaguardarlo de
borregos, de belicosos bienpensantes y políticos quedabien pero de nuevo sentí la noche de Bilbao, como si nada hubiera cambiado. Todo estaba en orden.
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