lunes, 17 de septiembre de 2018

¿QUÉ FUE DE LA LUZ DE ESTROBO?

¿Os acordáis de la luz blanca de discoteca? Era esa que parpadeaba incesante mientras los clubbers más habilidosos se ayudaban de ella para hacer efectos sorprendentes en plena danza. Esa que te martilleba los ojos mientras la música máquina, eurodance o bacalao te hacía trizas los oídos y que toda discoteca, pub o afterhour en los años 90 poseía. Es más, había locales, seguramente los más duros, que la mantenían como única iluminación, para hacer del espacio un lugar más frío y extremo, lo que ligado a los sonidos electrónicos más rudos y a drogas como el éxtasis o el speed inducían a los asistentes a trances y sensaciones únicas.
Esa luz blanca que emitía destellos contantes a diferente velocidad se llamaba estrobo y parece ser que su uso empezó a llevarse a cabo a mediados y finales de los años 60, en pleno auge de la psicodelia. La cosa se fue popularizando y con la conquista de las pistas de baile por parte de la música electrónica, el efecto se generalizó. Lo que propició, al principio de su uso, fueron múltiples leyendas urbanas que hablaban de lo negativo de este tipo de luz para la salud. 

Con el nuevo siglo, el estrobo comenzó a no ser tan utilizado y hoy, en realidad, si os fijáis, no hay ni abuso (como en los 90), ni casi uso. ¿El por qué? Las propuestas estéticas y de espacios ahora son distintas, el corte industrial, futurista-catastrofista y frío hace tiempo que se dejó atrás,  los bailes como el reggaeton no casan bien con esta iluminación y, sobre todo, la oferta de los clubs actuales basada en una prevalencia de la imagen sobre la música no compatibiliza con aquella cegadora luz blanca que inundó las pistas de baile.

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martes, 11 de septiembre de 2018

LAS CHILLERS, DOS TETAS Y UNA POLÉMICA

Una de las polémicas absurdas de hoy en Twitter, digo de hoy porque cada jornada salen a relucir unas cuantas, es la protagonizada por el grupo Las Chillers. Resulta que a su cantante le han dicho de todo por quitarse la camiseta y enseñar los pechos en su concierto de Molina de Segura (Murcia) Para Rocío Saiz, como se llama la protagonista de la historia, fue una acción cuyo objetivo era reivindicar la libertad y el amor, lanzar un mensaje para que las mujeres sean dueñas de su cuerpo. Después de un artículo en un periódico local y un tuit del PP denunciando que se trataba de un show erótico llegó el aluvión de insultos y críticas en redes. La misma historia de los mismos retrógrados de siempre. 
A la mente se me viene el circo que se montó cuando las Vulpess cantaron en Televisión Española "Me gusta ser una zorra" en 1983 y amplios sectores conservadores comenzaron a vociferar. Era obligatorio acallar tanta libertad, era cuestión incondicional poner el bozal  a ellas, al programa "Caja de Ritmos" y al propio canal.
Hoy, 35 años después, en pleno siglo XXI, que la gente se sienta herida y vea horrible que una mujer enseñe las tetas durante dos minutos en un concierto que tiene lugar a las tantas de la madrugada es simplemente para no dejar de enseñarlas porque la hipocresía y la censura necesitan de alegatos, impostura, escándalo y valentía. Mucho más, por desgracia, de lo que yo pensaba. 


Fuente: el Periódico Lunes 10-09-2018



martes, 4 de septiembre de 2018

PASAPOGA, LA SALA DE FIESTAS MÁS FAMOSA DEL MUNDO



En los bajos del cine Avenida, concretamente en el número 15 de la Avenida Pi y Margall (después Gran Vía 37) se erigió uno de los templos más lujosos y opulentes del hedonismo y la buena vida, el Pasapoga. Su nombre no obedece a un lugar exótico , sino el acrónimo formado por las dos primeras silabas de  los apellidos de sus creadores. Patuel, Sánchez, Porres y García dieron nombre a la sala que abrió sus puertas a las 22.30 de la noche del 20 de mayo de 1942, en una coyuntura marcada por la cruenta posguerra que sumía a la inmensa mayoría de españoles en el hambre y la miseria. En cambio, el nuevo musichall era una oda al lujo y la ostentación. Su decoración, llevada a cabo por Mariano García,  estaba repleta de elementos isabelinos, columnas de mármol(como las de la puerta de entrada), murales, pinturas, mucho de pan de oro, de caras alfombras, de arañas y enormes lámparas colgando del techo. Las entre 15 y 18 pesetas que costaba franquear su puerta suponía un precio prohibitivo para unos madrileños que bastante tenían con sobrevivir en un país destrozado por la contienda bélica. Su selecta clientela se componía de la alta aristocracia, de mandamases franquistas, de la incipiente farándula patria y de foráneos que visitaban la ciudad, como multimillonarios empresarios y artistas internacionales. 
Por allí pasaron y disfrutaron de las noches del Pasapoga personajes como Frank Sinatra, Lola Flores, Osephine Baker, Juliette Grèco, Ava Gadner o Jorge Negrete. En 1952 se anunciaba como "la sala de fiestas más famosa del mundo" pero poco a poco su lujo y exclusividad fueron mermando en una paulatina decadencia aunque no fue hasta finales de los años 80 cuando el deterioro y su crisis se hizo más patente. Hasta entonces el local tuvo diferentes etapas y allí actuaron las mejores orquestas del momento, Monna Bell o Sara Montiel. Como digo, las costumbres se iban relajando en una dictadura que agonizaba y el Pasapoga se convirtió en un cabaret de entrada más democrática y con actuaciones de los humoristas más populares como las de Fernando Esteso o Eugenio, vedettes como Moria Casán o Addy Ventura,  o un poco antes, en 1962, Coccinelle, la primera transexual mediática recién llegada de Francia y que, dicen, casi no recibió aplausos en su actuación por un público que quedó atónito, flasheado por la belleza de aquella mujer tan especial. 
Con la llegada de los 90, el público dio la espalda al género de las variedades y Pasapoga se transformo en los primeros años del nuevo siglo en una discoteca con sesiones house y bastión nocturno del público gay. Aunque la iniciativa tuvo éxito, la competencia era feroz y la Gran Vía madrileña se había convertido en pasto de las franquicias, en 2004 Pasapoga cerró para siempre y dio paso a una tienda de ropa.  Atrás quedan 62 años de la "sala de fiestas más famosa del mundo".
Fuente:diariodemadrid.net

domingo, 2 de septiembre de 2018

BOCACCIO Y SU GAUCHE DIVINE, LA BOÎTE QUE REVOLUCIONÓ BARCELONA



Hubo un tiempo en el que Barcelona fue vanguardia y modernidad, la ciudad más europeísta de España y el lugar donde siempre pasaban cosas. Una de esas cosas fue la discoteca Bocaccio. Se inauguró el 13 de febrero de  1967, con 36 socios y a las órdenes de Oriol Regàs. Ubicada en el número 505 de la calle Montaner, tenía una decoración entre lo snob y lo decadente, casi rococó. Recibió el nombre como homenaje a Giovanni Bocaccio, escritor y humanista italiano admirado por Regàs y fue un centro de baile, divertimento y paritorio de lo que Joan Segarra bautizó como la Gauche Divine. Un grupo de intelectuales, artistas y empresarios pertenecientes a la alta burguesía catalana e inmersos en la progresía antifranquista. Un grupo de jóvenes de familias bien o muy bien que se sacudieron la caspa de un régimen autoritario para militar en la libertad o también, según se mire, unos  hijos de papá con la vida resuelta jugando a ser revolucionarios. Sea como fuere este colectivo, semejante a su predecesor parisino, sirvió como revulsivo para cambiar costumbres arcaicas. Por ejemplo las chicas empezaron a bailar solas, algunas sin sujetador, también con minifalda, algo impensable hasta el momento. Se instauraba la libertad sexual y "estaba prohibido ser pesado, abstemio y conformista" según cuenta Jorge Herralde. Por allí pasaron, entre otros, Bofill, Serrat, Terence Moix, Gabriel Garcia Marquez, Julio Cortazar, Salvador Dalí, Samaranch o Rosa Regás.
Memorable y una de las causas embrionarias de lo que hoy es Ibiza fue la excursión que organizó  Bocaccio para sus clientes más selectos hasta la entonces desconocida isla bajo la organización de un jovencísimo Carlos Martorell.
El éxito de la discoteca fue tal que se abrió una replica en Madrid en 1971 pero entre 1981 y 82, Regàs y sus socios vendieron ambas salas para embarcarse en nuevos proyectos como el Up&Down. Con la marcha de los promotores originarios se inicia una decadencia que termina con el cierre del Boccacio original en 1985 y el de Madrid en 1996, casi treinta años después de que sonará "Good Vibrations" de los Beach Boys como primer tema para abrir la boîte que revolucionó la noche barcelonesa.


FOTO 1 que abre el artículo:Teresa Gimpera retratada con el logo de Bocaccio tatuado en su piel por Xavier Miserachs. COLECCIÓN MACBA/ HEREDERAS DE XAVIER MISERACHS (vista en El Mundo)
FOTO 2 logo de Bocaccio recogido en el blog barcelofilía en su artículo de 21-03-2011 y que recomiendo leer.