domingo, 18 de noviembre de 2018

REGRESA "HISTORIAS DEL KRONEN" GRACIAS A LA EDITORIAL BALA PERDIDA


Es recurrente que en cada década exista un revival de lo ocurrido 20 años antes y ahora, como bien sabéis, es el momento de revisitar los 90. En esta ceremonia de rememoración era necesario recuperar "Historias del Kronen" porque si hubo una novela, y posterior película, que reflejó gran parte lo que sucedía en las noches de la juventud de la época, esa fue la escrita por Jose Ángel Mañas en 1994 y que Montxo Armendariz llevó al cine en 1995. La obra fue un éxito y tuvo enorme impacto en una sociedad que salía de un sueño de progreso y riqueza para adentrarse en un nuevo paradigma cimentado en la corrupción, el SIDA o la crisis económica. El libro recoge lo que en EE.UU se conoció como la Generación X, formada por los jóvenes mejor preparados de la historia y un futuro no tan cierto como les habían contado. 
La primera vez que vi la peli tendría como unos 16 años y me fascinó. En parte por cierta identificación con los personajes y en parte por un sentimiento encontrado de repulsa e imitación provocado por las conductas de los mismos. Lo cierto es que la escena juvenil noventera, comparándola con la actual, era mucho más extrema y violenta en cuanto a drogas y comportamientos, mucho más sexistas, homófobos y discriminatorios, en general. La obra es, además, una guía de Madrid, cuya noche queda reflejada en diferentes localizaciones.  Por otro lado había una cuestión que me chirriaba y esa era su banda sonora, basada en el rock y el punk, cuando en realidad la música electrónica tenía muchísima más presencia. 
Pues bien, como decía al principio de este artículo, en la propia ciudad de Madrid, durante toda esta semana y coincidiendo con la reedición de Historias del Kronen, la editorial Bala Perdida ha propuesto una serie de actividades que os dejo a continuación y que ponen los dientes largos a los que vivimos aquella época y además nos resulta más que interesante para continuar estudiando su influencia, que ha llegado hasta nuestros días.



miércoles, 14 de noviembre de 2018

ROSALÍA NO ESTÁ DE MODA

El flamenco, por muy urban que sea, no es un género que me entusiasme en demasía. El trap, por muy moderno y contemporáneo que suene, no me acaba de atrapar. Rosalía, por muy diferente y atrevida que fuera, no me habría llamado especialmente la atención. Pero resulta imposible no saber de ella, es complicado no encontrártela cada día en revistas, periódicos, programas, redes sociales, altavoces o conversaciones. Ella es una diosa, omnipresente y omnipotente, así que me he doblegado ante sus poderes y he decidido abrir google y conocer la historia de una mujer que está ahí, en el centro mediático.
Nada más escribir el nombre en su buscador me salen 32 millones y medio de resultados, casi el triple que David Bisbal. Me entero que es catalana y que ama el flamenco desde que era una niña. También que hay cierta polémica por parte de la comunidad gitana que le acusa de apropiación de su cultura, algo que me parece ridículo y que tiene cinco nominaciones a los Grammy Latino. Acaba de actuar en los EMA y su Instagram rebosa con casi un millón de seguidores (casi la tercera parte que Bisbal)
Desde que "Malamente" viera la luz su éxito ha sido exponencial y a pesar de tener sólo dos discos, El País Semanal la encumbró como Reina del Pop. Vamos a esperar, aunque sea un poco.
La verdad es que Rosalía, ahora que la conozco un poco más, me gusta. Me parece una tía joven que ha servido como revulsivo a la anquilosada industria musical española, entiéndase esta como lo mainstraim. Su voz, su imagen, su personalidad, la puesta en escena, la capacidad de arriesgase y el enorme trabajo que hay detrás me parecen de alabar y seguir. Entiendo su arrollador éxito y entiendo que los medios han encontrado en ella un filón que ha conseguido elevarla al nivel de fenómeno. Y aunque siga sin entusiasmarme el género que profesa, cada cual tenemos nuestras manías, continuaré siguiendo la pista a una artista valiente que mezcla otros elementos provenientes del pop y la electrónica, con enorme proyección internacional y militante del mestizaje sónico. Lo que tengo claro es que Rosalía no está de moda porque parece que viene para quedarse, ¿su próximo reto? Hacerse con el trono de la música pop.

martes, 13 de noviembre de 2018

CASA COSTUS, NÚCLEO DE LA MOVIDA

                                               Foto encontrada en piso28.es

En el acervo popular hay muchas Movidas Madrileñas, la de Nacha Pop, la de los Secretos, la que se dio durante la década de los 80, la que se bailó en Joy o Pachá... si tú hablas con cualquiera te dirá aquello tan manido del "yo estuve allí". Nada más lejos de la realidad. Es cierto que puede haber parte de verdad en algunos relatos, es cierto que la creatividad desbordante de aquellos años inundó amplios sectores pero ni tú llevaste el pelo teñido de rojo, ni Leño o Mecano pertenecían a la Movida. El halo de prestigio y sofisticación que aporta el haber sido integrante de este fenómeno hace tener la manga ancha a la hora de abarcar lugares, personas u obras. 
En realidad la Movida fue algo minoritario, fue  la reinterpretación del punk, el pop y la Nueva Ola desde un punto de vista español, de una sociedad que acababa de salir de una férrea dictadura. Y si hay algún sitio donde tuviste que estar para vivir en primera persona todo aquello, ese fue la Casa Costus. Ubicada en la calle de la Palma número 14, era el domicilio de Juan Carrero y Enrique Naya, rebautizados por Fabio MacNamara como "las Costus". Ellos eran dos pintores que llegaron a la capital dejando atrás unas familias militares y de disciplina castrense. Aquella casa supuso algo muy parecido a la Factory de Warhol y por allí desfilaron Alaska, Tino Casal, Capi, Pedro Almodóvar, Carlos Berlanga, Nacho Canut, Bonezzi... Punto de encuentro de artistas, algunos muy anónimos, de intercambio de experiencias, de opiniones, de cotilleos y de prensa rosa.
Casa Costus estaba en pleno barrio de Malasaña, muy cerquita de la plaza Dos de Mayo y a sólo dos manzanas del Pentagrama, un bar donde se dejaban caer los parroquianos del Convento de las Costureras para compartir barra con "otras" movidas como las de Nacha Pop o Radio Futura. Cerquita también quedaba otro mítico local, La Vía Láctea, de donde eran asiduos la troupe de los modernos con ganas de movida. Ambos todavía visitables, al continuar abiertos al público.
Además, el hogar de las costureras  sirvió como localización para el rodaje de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, la opera prima de un, todavía desconocido, Pedro Almodóvar.
En 1982, Juan y Enrique se marcharon de aquel piso y hoy, salvo algún vecino, nadie se acuerda de un historia que fue capítulo imprescindible de la gran historia del pop español.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

LAS MATINALES DEL PRICE

En determinados momentos y lugares han existido escenas, músicas y fenómenos donde los jóvenes han intentado romper con lo establecido y han creado formas novedosas de divertirse. Uno de estos fenómenos sucedió en Madrid, entre los años 1962 y 1964, en  plena dictadura franquista y fue conocido bajo el nombre de Las Matinales del Price. 
En un momento donde predominaban los guateques y comenzaban a abrirse las primeras discotecas, a los hermanos Nieto (Pepe, batería del grupo Los Pekenikes y Miguel Ángel, periodista musical)  se les ocurrió la brillante idea de programar música en directo con bandas muy influenciadas por los sonidos anglosajones cercanos al rock y que vinieron a llamar "Festivales de música moderna". Era algo muy parecido a lo que ya se hacía en otras grandes ciudades como en el London Palladium de la capital británica y el Olympia de París. La propuesta tuvo un enorme éxito y la juventud madrileña comenzó rápidamente a llenar cada domingo el antiguo Circo Price de la Plaza del Rey  para bailar en directo a grupos como Micky y Los Tonys, Los Diamond Boys, con el gibraltareño Albert Hammond, Los Diablos Negros, Los Sonor, Los Estudiantes, Los Sirex, Los Mustang, Los Relampagos, Los Pekenikes, Los Continentales o Mike Ríos, entre otros.
Pero una vez más, el control de las autoridades amparado en la correspondiente campaña sensacionalista y alarmista de sus medios afines acabaron dilapidando un fenómeno más que interesante. En este caso fue el periódico "Pueblo" el que lideró un ataque directo a unas matinales llenas, según ellos, de desorden público. Se criminalizó el rock y el twist.
Aun así, la juventud siguió bailando, tocando y diviertiéndose, haciendo de estas matinales la semilla de lo que luego sería el pop y el rock en España.

Foto encontrada en la Fonoteca

lunes, 5 de noviembre de 2018

EL 8 DE NOVIEMBRE SE ESTRENA "ARDE MADRID"

Esta misma semana, el próximo jueves 8, se estrena una de las series más esperadas de la temporada y una de las poquísimas que han atraido mi curiosidad porque yo, he de decirlo, no soy mucho, por no decir nada, de pelis y series. Pero esta tiene algo que me llamó la atención en cuanto tuve noticia de su existencia y ese algo es el cúmulo de varios "algos" que la hacen, a priori, tan especial. En primer lugar sólo consta de 8 capítulos que no llegan a los 30 minutos de duración, por tanto, muy cortita. Está rodada en blanco y negro y ha sido creada por Anna R. Costa y mi admirado Paco León. Su título me pirra, "Arde Madrid" y su historia me fascina. Porque si algo me atrae de esta obra es la historia que cuenta, la de aquel Madrid noctámbulo de los años 50 y 60, sólo apto para gente bien de mala vida. Para canallas adinerados que disfrutaban de la "dolce vita" a lo largo de la Gran Vía madrileña, con el consentimiento de un Francisco Franco al que no le gustaba en demasía todo aquel alboroto clandestino pero que dejaba hacer siempre que fuera a hurtadillas, tapadito a los ojos de la inmensa mayoría. 
Y que mejor protagonista que Ava Gardner, fugitiva del idolatrado Hollywood al que dejó por Madrid. Ella, "el animal más bello del mundo" aterrizó en 1953 en la capital de España huyendo de Frank Sinatra, de los corsés y paparazzis para rendirse al hedonismo y la fiesta, muy a pesar de su vecinos del Viso, entre ellos el General Perón. Una trama maravillosa contada desde el punto de vista de su sirvienta, Ana Mari, infiltrada en la casa de la actriz como espía al servicio del régimen franquista. Pasapoga, Chicote, Riscal, Los Gabrieles y demás lugares de perdición aparecerán en una serie que ha generado gran expectativa y que cuenta una época y un Madrid que me apasionan a través de los ojos de una mujer abstemia de las normas y adicta al libertinaje.