martes, 13 de noviembre de 2018

CASA COSTUS, NÚCLEO DE LA MOVIDA

                                               Foto encontrada en piso28.es

En el acervo popular hay muchas Movidas Madrileñas, la de Nacha Pop, la de los Secretos, la que se dio durante la década de los 80, la que se bailó en Joy o Pachá... si tú hablas con cualquiera te dirá aquello tan manido del "yo estuve allí". Nada más lejos de la realidad. Es cierto que puede haber parte de verdad en algunos relatos, es cierto que la creatividad desbordante de aquellos años inundó amplios sectores pero ni tú llevaste el pelo teñido de rojo, ni Leño o Mecano pertenecían a la Movida. El halo de prestigio y sofisticación que aporta el haber sido integrante de este fenómeno hace tener la manga ancha a la hora de abarcar lugares, personas u obras. 
En realidad la Movida fue algo minoritario, fue  la reinterpretación del punk, el pop y la Nueva Ola desde un punto de vista español, de una sociedad que acababa de salir de una férrea dictadura. Y si hay algún sitio donde tuviste que estar para vivir en primera persona todo aquello, ese fue la Casa Costus. Ubicada en la calle de la Palma número 14, era el domicilio de Juan Carrero y Enrique Naya, rebautizados por Fabio MacNamara como "las Costus". Ellos eran dos pintores que llegaron a la capital dejando atrás unas familias militares y de disciplina castrense. Aquella casa supuso algo muy parecido a la Factory de Warhol y por allí desfilaron Alaska, Tino Casal, Capi, Pedro Almodóvar, Carlos Berlanga, Nacho Canut, Bonezzi... Punto de encuentro de artistas, algunos muy anónimos, de intercambio de experiencias, de opiniones, de cotilleos y de prensa rosa.
Casa Costus estaba en pleno barrio de Malasaña, muy cerquita de la plaza Dos de Mayo y a sólo dos manzanas del Pentagrama, un bar donde se dejaban caer los parroquianos del Convento de las Costureras para compartir barra con "otras" movidas como las de Nacha Pop o Radio Futura. Cerquita también quedaba otro mítico local, La Vía Láctea, de donde eran asiduos la troupe de los modernos con ganas de movida. Ambos todavía visitables, al continuar abiertos al público.
Además, el hogar de las costureras  sirvió como localización para el rodaje de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, la opera prima de un, todavía desconocido, Pedro Almodóvar.
En 1982, Juan y Enrique se marcharon de aquel piso y hoy, salvo algún vecino, nadie se acuerda de un historia que fue capítulo imprescindible de la gran historia del pop español.

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