miércoles, 8 de diciembre de 2021

"LIBÉRATE", EL LIBRO DE VALERIA VEGAS QUE DESGRANA LA CULTURA LGTBQ EN ESPAÑA

Ahora que llega la Navidad quiero hacer una recomendación a Papa Noel, Reyes Magos, Olentzero y compañía para que puedan tener en cuenta en el momento de llenar sus sacas con regalos para repartir. Se trata de un libro-que siempre viene bien como opción para regalar-en el que Valeria Vegas desgrana lo que ha sido la cultura asociada al mundo LGTBQ en el último medio siglo, y un poco más, en España. Valeria es más que una periodista, se trata de una divulgadora de culturas no oficiales, cronista de mundos paralelos al mayoritario y activista de lo diferente. Lleva años tecleando historias ubicadas en los márgenes, dignificando artes y propuestas distintas, dando a conocer personajes y escenas con rigor y cierto grado de frivolidad, porque todo es necesario y nada es descartable. La publicación de las memorias de la Veneno, sus apariciones en televisión, en redes sociales -pasaros por su Instagram porque es dinamita y lentejuela- y su personaje desarrollado en la serie de Los Javi sobre Cristina ha hecho de ella una figura relativamente popular más allá de ese underground donde tan felices nos encontramos.

Trabajadora infatigable, bajo el título Libérate, el que os recomiendo para estas próximas Navidades, rinde tributo a todas aquellas personas que, de una manera u otra, han colaborado para que el arcoíris brille con fuerza sin que nadie nos obligue a taparnos los ojos para contemplar su belleza. El libro está escrito a modo de diccionario con casi un centenar de entradas en las que se desmenuza una historia llena de canciones, películas, lentejuela y plataformas pero también dolor, compromiso, lucha y sufrimiento. Desde Coccinelle a la Otxoa, desde el Paralelo barcelonés hasta la Gran Vía Madrileña. El mundo LGTBQ desde la trinchera de la cultura, de una cultura hecha propia, tan denostada como popular, tan vilipendiada como idolatrada. Y es que hay una enorme porción de simbología gay que siempre fue considerada trash, que se desechó por amplios sectores del Pueblo y diferentes élites hasta que que fuera asumida por el conjunto de la sociedad o directamente cayera en el olvido. Por eso es tan importante la labor de Valeria en su afán por recuperar información y poner en valor figuras y personajes. Las discotecas, la música, el cine o la televisión constituyeron el frente pacífico para ir asumiendo libertades y haciendo de nuestra sociedad más abierta y tolerante, un lugar donde podemos vivir más cómodos y a nuestra manera, la de cada cual, que es siempre la buena. Por eso son necesarios libros como este, alegatos que nos acerquen a otros mundos que son también parte del nuestro y nunca deberían ser excluidos porque lo interesante es la fusión de lo distinto para equipararles como igual. 



domingo, 5 de diciembre de 2021

LOS PRIETO FLORES Y SU ICONISMO COMPARTIDO



En un mundo donde la mayoría de las personas te parecen gente rara, marcianos con los que es difícil conectar al carecer de puntos de unión con ellos, Internet ha sido la mejor de las herramientas para encontrar congéneres ajenos a convencionalismos y vidas planas. Buscando en la Red te encuentras con otros perros verdes que te regalan la paz suficiente para saber que no estás sólo entre tanta uniformidad y conseguir no caer en las drogas, la comida basura o lo que es peor, estar enganchado a Telecinco como fórmula de escapismo. 
Y entre mis referentes en eso de lo insólito y extraordinario destacan los Prieto Flores y su canal de Youtube, porque son hiperactivos y desarrollan mil y un proyectos, donde llevan a su casa (me encantaría tomarme un vermú allí) a los que son sus iconos y referentes, que por mucho que le pese a Marc Giró, son muchos y variados. Y es que la pareja tiene manga ancha en su iconismo, a priori particular, y que tanto comparto con ellos, como no podría ser de otra manera. 
A Natalia la conozco menos pero a Borja le he seguido de manera intermitente desde su época barcelonesa cuando ser moderno era tener MySpace. Ahora me deben cuarto y mitad de las visitas a su canal de Youtube, que ha permanecido inoperativo durante varios meses. Porque su show es parte de su inquietud vital, de su manera de ser comunicativa y carece de ataduras y obligaciones, por eso han parado o lo que es mejor, han podido parar. Y es que ellos se autogestionan, son un producto manufacturado por si mismos en su piso malasañero. Por eso cuando tienen un proyecto entre manos se nota que lo hacen desde el hedonismo, muchas veces denostado y que tanto amamos. 
Ponerte a degustar su canal desprejuiciado es pasar una tarde aprendiendo a base de entretenimiento y yo, friki por naturaleza, he creado mi propio ranking donde en el top, top, top se ubican las dos entrevistas a Marc Giró (que deberían ser de visualizado obligatorio en colegios y Universidades. 
El problema es que ahora acaban de publicar una entrevista a la Reina del punk patrio, Ana Curra, que puede quitarle la hegemonía al dicharachero catalán. Se trata de una conversación donde a los Prieto Flores se les ve caérseles la baba, no es para menos, al compartir copa de vino con Curra. En poco más de una hora, benditas las entrevistas largas y pausadas, no dejan minuto sin información privilegiada para los amantes de la música hispana. Y es que Curra, además de ser músico de formación, de una u otra forma, puso los cimientos y construyó lo que ha sido la escena punk, postpunk, pop, siniestro e incluso electrónica en nuestro país. La entrevista resulta un documento, que bien podría exponerse en el Guggenheim, donde Ana Curra, no deja pelos en la gatera y se muestra tal cual. Como una artista llena de fuerza, emocionalidad, vivencias y actitud, sobre todo actitud. Algo tan difícil de encontrar que cuando ves a las tres personas del video, solo te queda esperar que sigan publicando más o que no lo hagan, pero que sigan siendo siempre ellos.





domingo, 28 de noviembre de 2021

LA MÚSICA QUE CONECTA EL ALMA

 La música es un arte porque conecta con nosotros y lo que es más importante, nos conecta el alma. Os contaré que, cuando vivía en Madrid, mi camino al trabajo representaba como ninguna otra cosa lo deshumanizada que puede resultar nuestra sociedad. En el largo trayecto de metro me cruzaba con otras personas que, a primera vista, parecían zombies en estado automático, seres sin alma con la cara de quien hace demasiado poco acababa de interrumpir su descanso para iniciar un nuevo día igual al anterior. Entidades sin más ilusión que llegar a su puesto de trabajo puntuales para iniciar una jornada en un lugar que no es el suyo, en un sitio en el que hipotecan su vida a cambio de un salario que les mantenga atado a un sistema que dicta a cada cual su destino y quehacer. 

En ese trayecto diario, todos aligeran con la cabeza gacha y sin rechistar con dirección a sus obligaciones, absortos en el móvil la mayoría, recorriendo pasillos interminables donde hacer los transbordos oportunos para pasar de una línea a otra. Y en uno de ellos, en una esquina de Nuevos Ministerios entre la línea 6 y 10, cuando más insulsa y monótona puede resultar tu vida, sucedía el mejor momento del día. Allí me encontraba cada mañana un señor corpulento de Europa del Este tocando su violín, generalmente el canon de Pachelbel y era entonces cuando ocurría, ese cosquilleo en el estómago, esa sonrisa espontanea, ver a la muchedumbre como en un baile programado para no chocarse. La energía inundaba mi cuerpo y el alma parecía conectarse. Me recargaba de positividad mientras recorría a paso ligero aquel pasillo de varios cientos de metros mientras oía la pieza irse perdiéndose a lo lejos.

Hace unas semanas, paseando por una céntrica calle de Madrid, volví a oír los mismos acordes del mismo canon de Pachelbel y sentí de nuevo como mi alma volvía a conectarse. Después de un año y medio tan duro, la música volvió a insuflarme energía, felicidad y paz para seguir adelante de una manera diferente, sintiendo el alma. Me recordó aquellas mañanas en el subsuelo entre congéneres aparentemente carentes de ánima donde aquel músico me hacía sentir feliz con su talento al violín. Gracias a él y a todos esos artistas callejeros que consiguen romper la atenazante rutina de quien cada día madruga, sin, la mayoría de las veces, ánimo para ello. 


domingo, 21 de noviembre de 2021

IAN LEVINE, EL DJ QUE REINVENTÓ LA DISCO MUSIC

 


A finales de los años 70, cuando la música disco comenzaba a ser una música apestosa para muchos, en el norte de Inglaterra un deejay llamado Ian Levine tuvo que escapar de la dura escena Northern soul con destino al sur, a Londres concretamente, y lo hizo propociado por un único motivo,su afán por empezar a pinchar disco music. En su tierra se le consideró un traidor que se vendió a estos sonidos y fue víctima de una campaña de rechazo y acoso a través de la cual muchos asiduos de la discoteca donde residía comenzaron a portar chapas en la solapa en las que se podía leer "Levine fuera". El propio Ian llegó a entonar el mea culpa con el paso de los años al comprender que la música que acabó reproduciendo en sus sesiones perdió mucha originalidad, algo que, en una escena tan auténtica y especial como la Northen, nunca se lo llegaron a perdonar. Pero con el transcurrir del tiempo, Levine fue evolucionando y se desquitaría del repudio clubbing al ser una de las piezas claves para que se produjera la aparición de un nuevo estilo sónico, la llamada Hi-Energy. Una música heredera de los sonidos disco pero tremendamente conectada con el impetú y potencia de los sonidos Northen. 

Al llegar a Londrés, Ian Levine se hizo con los mandos de la cabina de la sala Heaven y lo convirtió en el club gay más importante de la ciudad, del país y seguramente de Europa. Según el deejay, aquel lugar "era electrizante". Miles de personas acudían cada fin de semana para desgastar la pista con temazos rápidos, metálicos, brillantes... Se sacó brillo a la disco music, se la robotizó, blanqueó y despojó de su pegajosidad. Pronto se diseñó un sonido propio y exclusivo para pinchar en Heaven, que volvía loco a su público, que le excitaba, potenciaba la belleza y la sexualidad pero sin caer en el ñoñerío de la ya superada disco music. El problema resultó ser que Levine era incapaz de encontrar trascks suficientes para saciar las ganas de baile que aumentaban cada fin de semana entre su audiencia. Lejos de bajar el nivel como le ocurrió en el Norte, empezó a crear sus propios temas. "So many men, so little time" fue el primero y gustó, ¡vaya qué si gustó! En 1983 vendió dos millones de copias y retrató el nuevo sonido lleno de sintetizadores con un beat potente y sonoro. Tras varios éxitos producidos por Levine, llegaría el pelotazo definitivo que terminó por bautizar lo que ya era una escena que desbordaba el underground de los clubs gays de medio mundo para ser asimilado por el mainstraim.  El disco se llamó Hi-Energy y dió nombre a un generó que inundó los éxitos pop de la segunda mitad de los 80, el mismo momento en el que el underground volvía a estallar creativamente con el nacimiento de nuevos hijos de la fértil música disco, eran el house, el garaje, el techno o el acid.


martes, 9 de noviembre de 2021

DISCO LIGHT, CUANDO EL TARDEO ERA ADOLESCENTE

 Mucho antes de que se pusieran de moda los tardeos, la gente ya salía de fiesta en horas vespertinas. De hecho, muchos cuarentones que hoy se dejan caer en las fiestas que se propagan por toda España a partir de eso de la media tarde, seguían los mismos patrones hace un par de décadas atrás.

Y es que hubo un momento, sobre todo a partir de los años 90, que el furor por salir a bailar fue tal que las discotecas abrieron sus puertas en sesiones para adolescentes, de entre 13 y 17 años. De esta manera se cubría la demanda de un importante sector de la población que tenía ganas de marcha pero veían como las pistas de baile eran un territorio vetado hasta cumplir la mayoría de edad. Son las llamadas sesiones light, que se prolongaban hasta casi la media noche y donde los más jóvenes pasaban sus fines de semana de pubertad. Y aunque el nombre tranquilizaba a los padres, de ligeritas no tenían nada aquellas tardes de excesos y fiesta. Para empezar, cabe recordar, que en aquellos tiempos los mayores de 16 años podían consumir alcohol de baja graduación y fumar tabaco sin que nadie se rasgase las vestiduras. Por otro, que el acceso a bebidas más duras y el pululeo de drogas era constante en unas salas donde el desfase a base de música makina y eurodance era perpetrado cada fin de semana. El previo solía estar en kinitos y botellones desarrollados en los bares colindantes a la disco para ir calentando motores y acudir a la discoteca con el puntillo. Luego era cuestión de mantenerlo a base de malibú-piña, licor 43 y otros combinados de sabores dulzones y resacas de bandera roja. 

Sin smartphone con los que perder el tiempo, se bailaba en el aquí y el ahora. Y los match de la época venían precedidos por un "mi amigo quiere contigo" a lo que generalmente se respondía que no. Esas miraditas en la cola de los baños o la barra eran habituales en unas salas oscuras llenas de luz de estrobo, tan acorde a la estética maquina y hardcore. Unas miradas que servían a través del lenguaje corporal, el único posible, como seña de interés para luego solicitar baile en el momento de los lentos. Esa media hora en la que Sergio Dalma, Alejandro Sanz o Malú se hacían con los altavoces para animar a la pecatería juvenil a bailar pegados, tal y como cantaba Sergio Dalma. Los más duros de la pista lo utilizaban para hacerse un porro no muy lejos de la puerta de entrada, apoyado en su scooter trucada mientras intentaba no borrar aquellos matasellos impresos en la muñeca o las manos, algo que en realidad no llegaba a suceder hasta el jueves siguiente. Justo el día en el que comenzar a fantasear con el inminente nuevo fin de semana, ese que está a punto de comenzar y en el que acudir a la disco era una obligación de aquella generación que hoy se encuentra a las mismas horas, en sitios parecidos donde suena idéntica música estirando el chicle sine die.




domingo, 7 de noviembre de 2021

EN EL CLUB MALASAÑA

                                   

Club Malasaña es el último invento de Edgar Kerri para animar las noches madrileñas, el cual abrió sus puertas justo antes de que apareciese la maldita pandemia que nos alejó de las pistas de baile durante más de un año. Así que tras el parón por el horrible covid y la reanudación de la actividad discotequera, la mencionada sala era uno de los sitios a los que más me apetecía acudir. En pleno barrio de Malasaña se ubica esta pequeña y coqueta discoteca cuya cuidada decoración no pierde detalle y consigue emanar un glamour con reminiscencias retro en todos sus rincones. No quería esperar colas y sí escudriñar la sala, su diseño y propuesta a través de la estética, por eso llegué pronto al lugar donde según transcurría la noche se llenaba del moderneo más joven de la capital.

El ambiente era animado y muy abierto, donde el eclecticismo y la libertad quedaban patentes bajo una música electrónica bailable y que servía de hilo conductor en todo aquel sarao. Los camareros resultaron ser muy simpáticos, algo que también es, por desgracia en las discotecas de moda, noticiable. Pero si algo me flipó es la disposición de la sala, en la que el escenario con la DJ y la pequeña pista de baile era rodeada por un espacio de mayor altura que provoca un clima de integración, de comunión, que llama al baile y le confiere al lugar un espacio importante a la comunidad, a los clubbers. Y es algo que me maravilló porque dicha configuración se ha ido perdiendo en los últimos tiempos en cualquiera de las salas donde se acabó imponiendo el formato pop-rock, a través del cual el público está dirigido a un gran escenario donde todo pasa y a los que allí subidos están se les venera. En Malasaña Club esto se mitiga y la pista recupera protagonismo, lo comparte con el escenario y regresa de alguna manera a los orígenes del clubbing, a la disco music y el protagonismo del público, que con su actitud logra un ambiente festivalero, divertido y desprejuiciado. Espero que la cosa vaya a más y que se conforme como el retorno de la música de baile sin rockerizar, aquella mucho más genuina y democrática. Me encantaría que Malasaña Club recupere el espíritu de los primeros clubs disco de los años 70 en Nueva York. Sería un puntazo.



lunes, 1 de noviembre de 2021

MALAS COMPAÑÍAS EN MADRID

 


Hay en Madrid un nuevo garito, muy logrado, que adopta los postulados de los speakeasy para hacerlos suyos y consigue crear una storytelling que permite disfrutar de una gran experiencia.

Resulta que mi amiga Vero me dio el chivatazo al contarme que junto a la plaza de la Luna se esconde un bar clandestino en el que, al traspasar sus puertas, inicias un viaje en el tiempo a los felices años 20, en concreto a los años donde la ley seca y las mafias imperaban en los Estados Unidos. Al llegar a la dirección indicada y llamar al timbre de su discreta puerta un señor con un machete de gran tamaño nos dio la bienvenida, asegurándose que no éramos integrantes de la pasma y dejando claro que el antro es una tienda de antigüedades.

Tuvimos que descubrir la clave para entrar en el bar y ya en su interior comprobamos que todo estaba decorado al detalle, siendo fiel a la época que pretende reflejar. El servicio es de 10 y una vez acomodados en nuestra mesa, solicitamos adquirir una de esas antiguallas que, a riesgo de mi vida correr peligro, os diré que en realidad son unos cokctails riquísimos. Otro punto divertido es el momento de encontrar el baño, que para despistar a quienes buscan pruebas de que el antro es un bar, se ubica tras un cuadro de grandes dimensiones, todo para intentar no levantar sospechas. En cuanto a la música, en el gramófono suena temas soul, jazz, motown, blues y todo lo que se bailaba hace 100 años en los peores locales de Chicago. Al irnos juramos a los mafiosos gestores del negocio que no desvelaríamos el secreto pero me debo a mis lectores y @badcompany_1920 es un lugar que no quiero dejar de recomendaros para ir con malas compañías, que siempre son las mejores. Varias cosas más, si os acercáis por allí no digáis que yo os lo he dicho, aseguraros que no os sigue la pasma y memorizar esta contraseña: "somos 3 carteros". 


domingo, 17 de octubre de 2021

MACARRAS INTERSECULARES


 Acabo de leer un libro que me ha flipado, Macarras Interseculares tiene por título y lo firma Iñaki Domínguez. EL autor deconstruye la imagen pomposa y capitalina de Madrid, por si hay alguien que la tenga, a través de las vidas de sus macarras más insignes. Esos populares personajes que desgastan calle como nadie, vividores castizos con valores y códigos propios, libres de convencionalismos y ambulantes empedernidos en los márgenes de una sociedad que les teme e idolatra a partes iguales.

Se trata de una figura con la que enormemente identificado me siento, al convivir con ellos desde bien pequeño en la barriada de mi Bilbao natal, y que recuerdo con cierto romanticismo pero escasa nostalgia. Eran tiempos duros para callejeros como yo que han visto como el asunto macarril se ha ido diluyendo en los últimos tiempos por feo y rudo en una sociedad que da la espalda a bellezas no normativas e historias de personas tan auténticas y reales que no tienen cabida en lo falso y aterciopelado que resulta el mundo actual.

Pero volvamos a Madrid, a ese pueblo inmenso donde las ovejas pastaban hasta, como quien dice, antes de ayer en lo que hoy se considera el centro de la Villa. En sus calles y descampados, durante la segunda mitad del siglo XX, se forjaron las leyendas de unos rufianes que han permanecido en el imaginario colectivo para generaciones enteras y a riesgo de quedar diluidas en el olvido, el autor ha logrado recogerlas en un volumen que logra inmortalizar las peripecias de quienes siguieron un modus vivendi propio, mayoritariamente masculino y suburbial. En esas barriadas y chaboladas entre lo urbano y lo rural surgieron los macarras más famosos, aquellos difíciles de encajar en una determinada categoría, y en la que caben todo tipo de perfiles, incluidos pijos descarriados con alma de barriobajeros. Y es que a lo macarra se llega por innumerables vías y sus filas las engrosan pandilleros juveniles, toxicomanos, kinkalleros, delicuentes, buscavidas, y un sinfín de fauna que es indispensable para entender la vida cotidiana en la España tardo-franquista y las dos primeras décadas de régimen democrático.

Sin tabúes, ni medias tintas, sin estereotipos, ni idolatrías, el autor documenta un recorrido por la marginalidad madrileña, caldo de cultivo y hábitat del macarra intersecular, en un texto tan interesante y adictivo, como necesario para entender y conocer una sociedad y unos tiempos. Un libro cuya lectura ha sido de lo mejorcito que ha llegado a mis manos en los últimos meses.



domingo, 10 de octubre de 2021

FANGORIA; A LA FELICIDAD POR LA ELECTRÓNICA

"A la felicidad por la electrónica" es el título de mi último video subido a Youtube y a través del cual quiero reflejar la primera etapa de Fangoria. El trabajo recorre los últimos años de Dinarama que conformaron el verdadero inicio de Fangoria y su evolución hasta 1999, cuando les llega cierto reconocimiento comercial. A partir del nuevo milenio, Alaska y Canut regresaron a las listas de éxito y radioformulas tras bailar una década en el underground más subterráneo y marginal. La pareja abandonó la comercialidad tras alistarse en la electrónica de corte acid y aunque para ellos fue un éxito artístico, economicamente resultó un fracaso en toda regla. Aún así perseveraron en el camino marcado por los beats en la etapa menos conocida de sus carrera pero más interesante desde mi punto de vista, más allá de la música, de dos personas que se mantuvieron inalterables en su proyecto, en sus ideas, haciendo de ello un éxito en si mismo.

martes, 28 de septiembre de 2021

AL OTRO LADO DE LA CABINA, EL LIBRO DE DJ NANO


Este verano he tenido la oportunidad de leer más que nunca, a mi afición por escudriñar Internet se le ha unido la publicación de diferentes libros en los últimos meses que son sumamente interesantes. Indispensables en la biblioteca  de un tipo, como yo, enamorado de la pista de baile y los fenómenos iniciados lejos de convencionalismo alguno. Entre los variados títulos que se han ido lanzando, sin duda, la repercusión mayor ha sido para la obra que cuenta la vida y mezclas de DJ Nano. 

La biografía de uno de los discjockeys más importantes de la historia clubbing española llama la atención sin necesidad de abrir sus páginas. Y es que en una época donde lo digital arrincona lo analógico el formato físico de este libro es sencillamente precioso y ha sido muy, muy cuidado. Pocos libros de música electrónica pueden presumir de ilustrarse en portada con la oscuridad intrínseca al clubbing, una oscuridad en la que se borda el título de la obra en oro, oro viejo.

Al otro lado de la cabina es la historia de DJ Nano o lo que es lo mismo, José Luis Garana de los Cobos, un joven criado en las calles de Madrid que decidió rebelarse contra el entorno burgués y acomodado que le rodeaba para diseñar su propia vida, la de uno de los artistas más reconocidos en el mundo de la música. Iniciado en la cultura del hip-hop y el graffiti, su famélico cuerpo adolescente pronto encontró un lugar en el que sentirse cómodo y útil en la cabina de las discotecas, con el tiempo en el de las mejores y más influyentes salas del mundo. 

El libro escrito junto a Miguel Ángel Bargueño va más allá de la figura del aclamado DJ y se consolida como un documento esencial para conocer el clubbing español de los últimos 25 años. DJ Nano es coetáneo a toda una generación, en la que me encuentro, nacida cuando vio la luz nuestra democracia y se alistó en las filas de la música de baile como canalizadora de la inquietud y rebeldía juvenil. Una generación que bailó la transformación del bacalao valenciano en la makina catalana, que danzó con las melodías y subidones del trance, gastó zapatilla con el renovado y accesible eurodance y el reformulado house del momento. Compartimos noches en locales donde se movía el speed y las pastillas de éxtasis como gominolas y normalizamos una violencia y delincuencia que se hizo excesivamente y lamentablemente pegajosa en la cultura de club. De todos ellos, algunos se quedaron en el camino, otros se salieron de él para enrolarse en vidas adultas carentes de sentido y los menos evolucionaron con la música, fueron dueños de su proceso vital e incluso hubo quien vivió su sueño a costa de esfuerzo y tesón, estoy hablando de DJ Nano.

                                                         Fuente: revista esquire

viernes, 24 de septiembre de 2021

VUELVE LA VIOLENCIA JUVENIL

En las últimas semanas la sociedad permanece preocupada por un aumento de la violencia juvenil, retransmitida casi al momento por redes sociales y amplificada por las televisiones generalistas. Los telediarios y periódicos abren con fotos y videos de cruentas palizas que, en ocasiones, acaban de la forma más dramática. También con cargas policiales contra botellones y fiestas al aire libre en la que las fuerzas del orden se ven desbordadas por la dura respuesta de quienes contestan a pedradas y palos. 

"La juventud está perdida" "La juventud es desagradecida" o "son unos irresponsables" son lo menos malo que escuchan por parte de sus mayores nuestros jóvenes, que recriminan una actitud que se repite una y otra vez, generación tras generación por unos adultos que hace veinte, cuarenta o sesenta años eran tildados exactamente de lo mismo. El hecho es que la juventud, lo queramos o no, lleva aparejada una rebeldía intrínseca, una inquietud rupturista y un romanticismo que a mi parecer es sano para toda la sociedad. El quid de la cuestión radica en como canalizar tanta energía para que el enfado de unos no lo paguen los otros, generalmente jóvenes también con los mismos problemas o mayores que los violentos.

Hace veinte años las peleas en las discotecas eran habituales y os puedo decir que durísimas. Cascos de moto, bates o vasos eran armas con las que pandillas juveniles se enzarzaban en violentas reyertas que no eran sofocadas hasta que llegaban los antidisturbios. La droga y la música de los 90 eran otras y crearon una escena muy dura alrededor de las noches juveniles. Con el nuevo milenio la cosa cambió. Atentados como el del 11S o el 11M crearon un rechazo de plano a la violencia en general por inútil y creadora de dolor, los cambios en las costumbres y una juventud adormilada por el consumismo se unieron a nuevas músicas que invitaban al amor y no la guerra como el house y el reggaeton. Otros fenómenos como el culto al cuerpo y el rechazo a la droga se unieron para hacer las noches más benevolentes y pacíficas. Han sido años apacibles, de muy buen rollo, de escasa violencia en la noche pero las tornas parecen estar cambiando.

Una nueva generación de chavales se suman a las pistas de baile con ganas de bronca. Son una generación que ha vivido toda su vida en una crisis. Primero económica, luego social y política. Y cuando parecía que la cosa iba a mejorar, llega una pandemia que nos encierra en casa y nos coarta de derechos y libertades. El aumento de consumo de drogas y una escena más dura, con músicas y estéticas más rupturistas y extremas, presagian un cambio de péndulo que nos devuelva a momentos críticos y desagradables protagonizados por una juventud que se ve aplastada por un mundo hostil, más que el que pudieron sentir los punks, rocker o mods de los años 70 y 80. Ellos fueron los que terminaron con el paz y amor de los hippies y ahora parece que la historia se repite.

                                             Fuente: Diario Vasco

martes, 21 de septiembre de 2021

LA CANCIÓN DE ESTE VERANO: "QUIERO UNA FIESTA" DE PILOSHKA


El estío que hoy termina lo hace sin coronar, un año más, a ningún tema con el título de la canción del verano, que de nuevo queda desierto, al menos a nivel oficial. Y es que, por mi parte, yo tengo un temazo que ha sonado en mis altavoces y auriculares sin parar en las últimas semanas y que descubrí por casualidad.  Estaba dando un paseo en el mes de julio cuando, de pronto, oí los ensayos de lo que parecía iba a ser un concierto de música disco en unas pequeñas fiestas del municipio de Berango. La voz de la solista me pareció preciosa y los temas que estaban interpretando de lo mejor del rythm&blues, disco, soul y Motown. Así que llegado la hora, allí que nos presentamos. El recinto era pequeño y con asiento para una audiencia de unas 200 personas, en su gran mayoría de avanzada edad.

Ellos fueron los que disfrutaron de un conciertazo con verdadero musicón, hitazo tras hitazo tocado por la banda I Feel Good. Al acabar me puse a investigar de donde salía este grupo y me percaté que era el proyecto conjunto de sus miembros, que aman  la música negra y que luego, cada uno por su parte, tienen otros igual o más de interesantes. Es el caso de Pilar Revuelta, más conocida por Piloshka en redes sociales y escenarios varios. La cántabra es un torrente creativo que se canaliza a través de la música, la interpretación, el baile e incluso la elaboración de una línea de complementos. Una mujer con un vozarrón que se atreve con las grandes divas de la música negra y que lejos de encorsetarse tiene varios temas propios que me dejaron ojiplático. A tal punto llega el asunto que uno de ellos, Quiero una fiesta, se ha convertido en mi última obsesión sónica que suena una y otra vez en mis altavoces y cascos. El temazo, difícil de clasificar, puede incluirse en eso que llamamos electroclash y que vaya usted a saber qué es en realidad. Una canción que bien pudiera ser un himno, número 1 de los 40 Principales o la composición que represente a España en el próximo Festival de Eurovisión. Con una letra que refleja el estado de ánimo de gran parte del país, tras año y medio de pandemia, sobre todo el de muchos vividores y golfas que necesitamos de una noche sin restricciones, ni limitaciones por parte de nadie y una manga ancha de motu propio que nos haga volver a la vida que algún día, o noche, tuvimos. Una letra que bien se merece el título honorífico de canción de verano, de este y del otro, porque pensándolo bien, ni eso hemos tenido. 

Un temazo que es un descubrimiento y que nos da esperanzas para asegurar que tenemos una buena juerga que corrernos a la vuelta de la esquina, que hay ganas de pista de baile y que no deseamos otra cosa... ¡Quiero una fiesta!



lunes, 20 de septiembre de 2021

VUELVE LA RUTA


Tras un nuevo verano lleno de limitaciones, de pistas de baile cerradas y escenarios a medio gas, parece que, por fin, comenzamos a ver la luz al final del túnel. La vacunación masiva está haciendo efecto y los contagios por coronavirus cada vez son menos, así que es hora de aflojar las restricciones y volver a la tan ansiada normalidad. En esta coyuntura retomo una nueva temporada al frente de La Ruta, la número 14. Casi nada. Y lo hago con muchísima ilusión y todas las ganas de compartir contigo artículos de opinión, históricos, entrevistas, crónicas... Espero que la temporada nos depare muchas sesiones y mucho baile. Que nos desquitemos de este aciago año y medio, que valoremos la libertad y que revolucionemos el mundo bailando, juntas y juntos, bajo una bola de espejos.

Te doy la bienvenida a La Ruta.

viernes, 18 de junio de 2021

CERRAMOS POR VACACIONES

 Tras un año intenso y complicado, cerramos este espacio por vacaciones hasta el mes de agosto.

Y recuerda, no pares de bailar.




martes, 8 de junio de 2021

THE DANCER, EN LA TELEVISIÓN SE BAILA

 


Hoy en día, poca tele generalista es la que, como la mayoría de la gente a partir de una determinada edad, consumo. Aquello de tener una cita ineludible con la emisión de tu programa o serie favorita se quedó en el siglo XX y actualmente resulta incomprensible para una generación de chavales que consume contenidos a la carta a través de Internet o las plataformas que ya conocemos de sobra. 

Pero esta temporada me he vuelto a reconciliar con la pequeña pantalla gracias a un programa de baile emitido por la Primera de TVE, un formato que me ha hecho regresar a eso de... "¡hey, que hoy dan The Dancer!" Puede que mis ganas de bailar (es mucho tiempo sin pisar una pista de baile) me hayan podido pero es que el espacio me ha ganado. En primer lugar no es un talent show al uso, de los muchos que agotan y cercenan la creatividad de sus participantes. En este, los concursantes son más libres en cuanto a exponer su arte. Aquí no imitan, aquí son ellos mismos, se explayan y suben a un escenario a compartir su pasión con todos nosotros, ya sea flamenco, clásico, break, deportivo o un mix de todo ello. En segundo lugar se respira libertad en cuanto a la propuesta y esto se comprueba en las escenografías y vestuarios. Desde tres chicos subidos a unos tacones de infarto bajo el nombre de Icónicas hasta un chaval de 15 años que te mueres con su breakdance o un grupo de cubanos que hacen las delicias con sus acrobacias. Y es que en The Dancer han competido de tú a tú, sin importar edad, género, raza o nacionalidad. Un concurso democratizado también a la hora de decidir vencedor porque gana quien mayor apoyo del público de plató recibe  aunque como bien dice Rafa Méndez, cada uno tenemos nuestro propio ganador. El elenco se completa con unos presentadores en su papel, cediendo protagonismo al baile y unos capitanes que son canela fina y han caldeado el cotarro como sólo ellos saben.

Ayer, en su última edición, lo petaron de principio a fin y la guinda al pastel fue el baile reivindicativo a favor de la cultura porque en estos tiempos hemos echado mucho de menos los teatros, los escenarios y las pistas de baile. Como dice Lola Índigo, que no pare nunca la música: "En la disco o en el party, quiero verte, que esto suena para ti, sigue pam pam-pam-pam-pam"

sábado, 22 de mayo de 2021

JOSEBA SOLOZABAL, EL PERIODISTA QUE SIEMPRE QUISO SER

 


Poco ha debido de cambiar la mirada de Joseba Solozabal desde que de niño soñaba, en su Deusto natal, con ser periodista. Desde entonces siempre tuvo claro que su prioridad era la de ser feliz y no famoso, por eso siguió el camino de la coherencia, coherencia con unos valores e ideales, los suyos. ¡Qué difícil en estos tiempos! Ahí radica el éxito de este comunicador nato,  quien es cronista oficial de Bilbao, en la autenticidad que desprende. Porque más allá de su frivolidad, bendita frivolidad que todo lo relativiza y endulza, Joseba es un devorador de información, consciente que estar al cabo de la calle es fundamental para tener una opinión formada y un criterio que le avala como profesional. Un periodista que decidió quedarse en Bilbao porque ama lo que hace y ama su ciudad, más txirene que Don Diego, al quien deja de piedra con sus modelos y peinados. Y es que Joseba es libre, dentro y fuera del plató, lo que alguna vez le ha costado meterse en jardines, más frondosos que los de Albia. Pero a él le da igual, es parte de su naturaleza, de esa que le hace implicarse en diferentes causas, si las cree de justicia defender. 

Encumbrado en el star-system botxero, décadas de enorme trabajo le avalan, desde la radio donde comenzó y que nunca dejó de lado hasta una tele, Telebilbao, que le otorgó la popularidad total. Allí le podemos encontrar cada noche, desde los años 90, en prime time, cogiendo el pulso a la actualidad y haciendo ciudad, ¡qué labor tan importante en esta época de globalización! 

Siempre apoyando a los comerciantes, a los artistas, a la cultura, a todos los sectores de la Villa, dejando siempre un micro y una cámara abierta para que cada ciudadano y ciudadana que quiera contar su historia lo haga de una manera libre. Para hacer ciudad en definitiva porque el siempre lo ha tenido claro, Bilbao es una gran ciudad, no una ciudad mas de provincias. Y lo es gracias a personajes como él, independientes, libres, transgresores, aperturistas y respetuosos.

Sus seguidores conforman un colectivo multicolor y transversal que va desde las señoras de cierta edad, que le aman, hasta los más jóvenes, no hay edad, clase social y target que se le resista. Seguramente porque ha conseguido hacer valer aquello de que la calle no se calla.

Él ha entrevistado a todo el mundo, desde lehendakaris a futbolistas, desde Ana Obregón a Raphael. Y luego, es lo que tiene, le piden su teléfono porque quieren ser su amigo. En agosto pulveriza el share de pantalla con su programa de fiestas de Bilbao, cuyo pregón de hace una década aun se recuerda. Y sus llamadas en directo son pura antología de la televisión.

Melómano sin remedio, todavía tenemos Joseba para rato y no hay mejor forma de celebrarlo que bailando una canción de las Baccara.



martes, 11 de mayo de 2021

FIRE ISLAND, LA ISLA LIBRE

 


En la historia de la música de baile, como en cualquier otra historia tenemos una serie de lugares, fechas y protagonistas de referencia, incluso icónicos. Pero cierto es que en todo relato oficial, el sesgo y la simplificación se hacen inevitables a la hora de llegar al conocimiento del mismo por un mayor número de personas, dejando en el olvido elementos y fenómenos interesantes y sorprendentes a quien, como yo, rastrea caminos como el de la historia de la música popular y las discotecas para tener y compartir la visión más completa del asunto. Se trata de tejer una historia de historias que se acerque de la manera más fehaciente a la realidad.

Y en este sentido, el artículo de hoy lo escribo acerca de un capítulo de la disco music relativamente desconocido y excitante, el que hace referencia a la Fire Island. Fire island es una extraña isla de unos 50 kilometros de largo y uno de ancho ubicada junto a Long Island, a unos 80 kilómetros del centro de Nueva York. Su soleado clima en verano, llena de árboles se sasafrás, arena blanca y enormes olas esperando ser surfeadas es lo más parecido al paraíso cerca de la Gran Manzana.

Desde tiempo atrás fue refugio para contrabandistas y piratas pero a partir de las primeras décadas del siglo XX, se convirtió en el hogar de artistas y empresarios del mundo del espectáculo que huían de la ciudad para llevar a cabo una vida bohemia en un lugar virgen, desértico y ajeno a miradas inquisitorias en el que la luz eléctrica no llegó hasta los años 60, para hacernos una idea del entorno del que hablamos. La atmosfera de libertad y el laxo control policial que allí se respiraba fueron atrayendo a cada vez más gente hasta convertir la isla en uno de los lugares de veraneo más populares entre gays y lesbianas. Allí podían pasear tranquilamente de la mano personas del mismo sexo, compartir días de playa, balneario y noches que para el año 1970 eran apoteósicas con la inauguración del club nocturno Ice Palace y las sesiones discotequeras del restaurante Sandpiper, a las que se unió el verano siguiente el Botel Club. Allí, tan cerca y tan lejos a su vez de los rascacielos, cuerpos esculpidos y bronceados al sol bailaban en fiestas temáticas en una libertad plena una música tan erótica y lasciva como energizante. 

En 1972 la disco music sonaba con más fuerza que nunca en unas pistas de baile llenas de personas entregadas a la danza en fiestas llenas de exceso, despreocupación y hedonismo, donde su público, entendido como en ningún otro lugar, silbaba y zapateaba cuando el tema que sonaba les apasionaba o dejaban la pista vacía en caso contrario. 

Fire Island fue un oasis donde la disco music germinó con más fuerza y rapidez porque su entorno ya era propicio y plenamente identificado con los valores de un movimiento que Nueva York adoptó como suyo sirviéndose de la Isla del Fuego como un espejo donde quería ver reflejada su noche. 

De aquella inspiración nacieron clubes como Tenth Floor o Flamingo y un nuevo estilo vibrante y novedoso, la Hi-NRG. Pero eso ya sería otro capítulo de esta maravillosa historia.  




martes, 4 de mayo de 2021

BOTXO STREET, LA CALLE POP DE BILBAO

A finales de los años 60, en un Bilbao conservador y autoritario un grupo de jóvenes inquietos conformaron en la calle Banderas de Vizcaya, la hoy renombrada Telesforo Aranzadi, una especie de Carnaby Street bautizada por la prensa local como "Banderas Street" o "Bocho Street".

Esta pequeña vía del centro de la capital fue hogar de innumerables proyectos que intentaron dar color a una ciudad especialmente gris en lo meteorológico y lo artístico trayendo corrientes culturales que hacían furor entre la juventud de grandes ciudades europeas como París y sobre todo, Londres. La psicodelia y el pop arraigaron allí en boutiques como Coco, Carnaby-2, Stock, Love,            Smith & Smith o Amaya, galerías de arte como Grises, tiendas de disco como Vox y primigenias discotecas o "boîtes" como Flash, Drugstore y Bluesville.

La modernidad había llegado a Bilbao y parte de su juventud, sobre todo la perteneciente a las clases acomodadas y altas, encontraron un reducto a orillas del Nervión para bailar más allá del flamenco, los boleros, la copla, la canción ligera y otros estilos omnipresentes en guateques y emisoras de radio. Sus asiduos eran chicos y chicas de "familias bien" que tenían capacidad para comprar la música que sonaba en el extranjero y hacerse algún que otro viaje a Londres donde comprobaron que se podía vivir de otra manera, menos encorsetada y más libre.

Bluesville era la elegancia. Un lugar donde todo estaba puesto al detalle y un señor con gorra de plato y librea te daba la bienvenida al entrar. Allí sonaba mucho jazz y se programaban conciertos de distintos estilos, incluyendo también los de grupos más populares como los Panchos. Por su parte Drugstore y Flash eran de corte más vanguardista y moderno, donde la música dejó de ser tocada en directo por una orquesta para se ser pinchada por el discjockey, algo insólito hasta el momento en Bilbao, con permiso de Whisky Viejo. Sus decoraciones estaban a la última, de hecho Flash se publicitaba como la boîte cibernética.

Aun así los vecinos de la zona no vieron con buenos ojos la aparición de chavales con unas formas un tanto disolutas y unas pintas que, lejos de ser extravagantes, chocaban con la estricta moral de la época. La calle, no obstante, dio otro aire a la ciudad, ofreció una alternativa a zonas más populares como La Palanca y sirvió como punto de encuentro y aliciente para crear programas de radio, grupos de música, publicaciones y nuevos locales donde la juventud, poco a poco, comenzó a romper con lo establecido. Fue allí, en la calle pop de Bilbao.


                                            La calle en la actualidad.


sábado, 1 de mayo de 2021

EL NUEVO HIMNO OBRERO DE LADILLA RUSA



No se me ocurre celebrar de mejor manera este 1 de mayo que con el temazo que se han sacado de la chistera Ladilla Rusa. Una oda al currito, al mundo obreril y a un proletariado que bien se merecía una nueva Internacional, está que acaban de parir las Ladillas Soviéticas. Olvida aquello de levantar el puño en alto y aprende la coreografía bajo la bola de espejos que te proponen porque la revolución en el siglo XXI también se puede hacer bailando. Rumbita en parámetros electroclash para azotar conciencias adormiladas y un videoclip que es pura dinamita. Marx se sentiría orgulloso de un 1 de Mayo al ritmo de "Todos los días lo mismo", Groucho quiero decir. 
El bar, referente y elemento de la idiosincrasia ladillera, también es sujeto de homenaje en este trabajo, y dale con el trabajo, del dúo más irreverente. Y así, en su videoclip, mientras Tania y Víctor buscan excusas para Estefani en el water del bar de fondo sueña otro himno porque una cosa te escribiré, si todavía no conoces los videoclips de estos dos gamberros, hay que verlos como el que observa un cuadro de Velázquez, lleno de matices y mensajes casi imperceptibles. ¡Son un cuadro!
Termino, como no podría ser de otra manera un día como hoy, con una reivindicación. Exijo que Ladilla Rusa represente a España en Eurovisión, puede que su actuación no sea la mejor técnicamente, que sus voces en directo sean pelín regulín pero una cosa os digo, representarían como nadie a los españolitos que madrugan cada mañana para levantar un país por un sueldo mísero. La mayoría. ¡Feliz 1 de Mayo!

jueves, 29 de abril de 2021

DAVID SÁENZ ENTREVISTA A EME DJ

Hoy os traigo esta entrevista que ha tenido a bien concederme Eme DJ. Desde aquí quiero darle las gracias por su valentía porque hemos charlado sobre música, deejays, Twitch, Malasaña y mil cosas divertidas más pero también de tabús como las drogas o las enfermedades mentales. 
Eme Dj es una reconocida discjockey con una amplia trayectoria que también intenta, desde sus redes sociales, visibilizar y sensibilizar acerca de trastornos como la ansiedad o la depresión.
La entrevista es un poco larga para el mundo acelerado en el que vivimos pero vale la pena verla hasta el final porque la invitada y su discurso merecen mucho la pena.
Gracias de nuevo a Eme y un abrazo para todas aquellas personas que están padeciendo ansiedad, depresión o cualquier enfermedad o trastorno mental y emocional, somos muchos y muchas los que sabemos lo que es de primera mano y se puede superar.
¡¡Retroceder nunca, rendirse jamás!!

jueves, 22 de abril de 2021

REGINE ZYLBERBERG, LA REINA DE LA NOCHE


Cuando investigo en libros e Internet para descubrir submundos, supramundos para mi, de vez en cuando me encuentro con personas con una vida tan intensa, diferente y trepidante que vuelvo a confiar en el propio mundo. Una de estas personas es Regine Zylberberg. Su infancia no fue fácil, se la pasó de internado en internado pero siempre, según cuenta ella misma, riendo y bailando. Desde muy joven comenzó una carrera musical que, aunque llena de éxitos, pronto dejó. Y lo hizo por adentrarse en el mundo de la noche. El motivo era claro y diáfano para ella. Según contaba en una entrevista concedida para la publicación Gala "Recibir gente, darles momentos de alegría y de buen humor, propiciar los encuentros, promover las amistades me llenaba”.

Tras regentar Whisky a gogo en 1953 en el que ejerció como DJ eliminando la jukebox, implementando luces y la continuidad entre canciones, en 1957 decide abrir Chez Régine o lo que es lo mismo, el lugar de moda de la noche parisina. A partir de ahí comenzaría una carrera profesional que le llevaría a poseer 25 clubes con la marca Regine en tres continentes en ciudades como Montecarlo, Londres y Nueva York En esta última ciudad vivió en una suite del hotel Delmonico, mientras en los bajos del establecimiento abrió un nuevo club. Tal y como dijo Lagerferd ella “simplemente inventó el night clubbing”. Las fiestas temáticas, la inclusión de la figura del DJ o la estrategia comercial de una entrada a sus clubs muy restrictiva para generar deseo y exclusividad en su clientela. Este último elemento no condujo a un elitismo dentro de sus fiestas, todo lo contrario, ella fue una de las precursoras de favorecer la mezcla en la pista de baile, dos eran los únicos requisitos para estar allí: ser divertido y tener personalidad.

Regine siempre estuvo en contra del consumo de alcohol y las drogas, seguramente porque sabía de sus consecuencias al ver a su padre. Ella, la que bailó con todas las estrellas mundiales, la que más que una reina consideró anfitriona, tan moderna que odiaba la nostalgia y tan única que cada una de sus fiestas son los cumpleaños que nunca tuvo de niña.

jueves, 15 de abril de 2021

LOS COCKTAILS DE LOS 80 y 90

En tiempos de cocktails de pitiminí a precio de potosí, de mixtura y bartenders o gintonics rosas ajardinados, me lanzo a escribir sobre aquellos combinados de menor sofisticación pero enorme furor etílico que protagonizaron barras y algún que otro botellón en los años 80 y 90.

Olvídate de medidores y consigue un buen trapo húmedo, como el que se utilizaba en el Soiz del Casco Viejo para agitar sus célebres machacados y disfruta de un artículo de alta graduación.

-43 cola, uno de las mezclas más consumidas por jóvenes golosos sin riesgos al edulcorante. El licor 43 es una bebida dorada distribuida desde Cartagena que se mezclaba con prácticamente todo pero de manera excesiva con refresco de cola. Su sabor dulzón engañaba acerca de su alta graduación, más de 30 grados, con las consiguientes borracheras a base del aparente inofensivo licor. 

-Orgasmo era el nombre que recibía el combinado de refresco de limón con licor de melocotón. Mucho más refrescante que el anterior, casi igual de empalagoso pero con una menor graduación. Había quien te miraba raro al pedirlo en barras de poca enjundia y enorme desconocimiento en cuanto a la cocktelería popular. El orgasmo tenía variantes menos conocidas pero igual de ricas, pudiendo ser las elaboradas con licor de manzana o de melón. Alta inventiva en frutas etílicas. 

-Cua-cua era el engendro alcohólico para la chavalería más borracha al mezclar dos verdaderas bombas etílicas con sabor dulzón, el cuantró y el 43. El cuantró es un licor francés de 40 grados con sabor a naranja. Los adolescentes imberbes se lo bebían en chupitos como si fuera zumo y hay quien pedía vasos anchos para pegarse el pelotazo del siglo.

-Cerebrito es un paso más en esta mixología populachera juvenil de finales de siglo, en el que se incluye el elemento visual. En este caso algo tan atractivo de ver como un cerebro derritiéndose en tu vaso. Se servía en chupito y estaba cargado a base de vodka, granadina y baileys. Tomar un cerebrito en mitad de la noche era el equivalente a escuchar aquello de "pero no mezcles" y poner a prueba tu sistema digestivo.

-Lugumba o lumumba, he oído las dos versiones del mismo cocktail, que a su vez, tiene distintas variantes. La base es el batido de chocolate y la bebida alcohólica puede ser brandy, baileys y el omnipresente licor 43. Dicen que se inventó en el celebre Bocaccio barcelonés pero vete tu a saber.

-Kalimotxo, es la bebida por antonomasia en el Norte a base de coca cola y vino tinto. Surgida, cuenta la leyenda, en unas fiestas de Bilbao y de allí se extendió el asunto por todo el mundo hasta servirlo en ciertas discotecas de Nueva York. En Madrid, por ejemplo, es mejor pedir un tinto de verano en una terraza porque está asociado al teenagerismo más decadente, vamos, el que nos gusta.

-Destornillador  es otro clasicazo que no puede faltar en este listado. Seguramente uno de los que mejor han sobrevivido al paso del tiempo. Elaborado con zumo de naranja, refresco de naranja y vodka, era una apuesta segura.

Es cierto que me quedan más como San Francisco, leche de pantera, pitilingorri, butanito, caramelito, malibu-piña... pero la lista se hace interminable y ya empiezo a ver doble e incluso sentirme Tom Cruise.

domingo, 11 de abril de 2021

FANGORIA Y SU MOMENTISMO ABSOLUTO

Canut y Alaska regresan al panorama musical con la publicación de nuevo single y su correspondiente videoclip bajo el título Momentismo absoluto. El tema entronca con la idiosincrasia bailable y popera del dúo, sin olvidar su esencia electrónica. Kraftwerk, Erasure o Pet Shop Boys son algunos referentes que se me vienen a la cabeza tras visualizar el video y sólo puedo decir que me encanta. Luces de  neón, robots y la crítica a una sociedad atenazada por el miedo a un futuro que ahora es tan incierto o más que cuando Nacho y Olvido lucían chamarras ramonianas y crestas en plena ola punk. 
Estando el "No Future!" de más actualidad que nunca, este mensaje, el que nos lanzan y al que me sumo, de vivir el presente en color, en multicolor y lleno de brillante dejando de lado lo clónico y gris, el tormento del pasado y el miedo a lo que está por venir, se nos hace himno electropop para sobrellevar una época oscura, la que nos está tocando. "Lo que sea será" servirá, estoy seguro, de un empujoncito animoso a los que conecten con su sonido para asumir el estribillo como mantra que nos ayude a vivir en una época donde sobrevivir, ya de por si, nos parece un privilegio.
Estamos ante una oda al carpe diem, a la libertad y a la vida, que como tal, sólo es el momento presente, todo lo demás son puras fantasías y del provenir, tal y como dice Fangoria, es hora de burlarnos.

viernes, 9 de abril de 2021

ENTREVISTA DE DAVID SÁENZ A PINGÜISTAR

Lo prometido es deuda y aquí os dejo la entrevista que he realizado a Pingüistar. Espero que os guste.

 

lunes, 5 de abril de 2021

MI PRIMERA ENTREVISTA


Este miércoles a las 21.00 estreno, en mi canal de Youtube de La Ruta, una entrevista a Pingüistar. Realizarla ha sido muy especial para mi porque es la primera que llevo a cabo desde que este maldito virus apareció como una especie de espada de Damocles. A tal brutal situación tenemos que añadir la colateral crisis económica y por si todo ello fuera poco, seguimos soportando estoicamente la falta de libertad derivada de una serie de normas adoptadas por los gobernantes para frenar la pandemia. Esto último ha hecho brotar otra epidemia, silenciada e infravalorada, la emocional. En los últimos 12 meses los casos de ansiedad y depresión se han disparado y las consultas de psiquiatría y psicología están a rebosar. Uno de esos privilegiados que acuden a ellas es quien aquí les escribe, y digo lo de privilegiado por poderme costear, con mucho esfuerzo, una terapia a la que no todo el mundo tiene acceso. A mitad de otoño mi cabeza y mi corazón no pudieron más y sin ser consciente del desfiladero por donde estaba cayendo, un trastorno de ansiedad me llevó a detener mi vida en seco. 

Postrado en la cama, lleno de culpabilidad por "no tener nada" y empezando una posible depresión tuve que suspender mi cotidianeidad. Había sucumbido a la tristeza y el miedo, que me paralizaron. 

La terapeuta a la que tan agradecido estoy, las personas cercanas que tan bien me han arropado y sobre todo, el esfuerzo de uno mismo, han conseguido que poco a poco vuelva a ser el que era. Sabedor de que el camino es largo y sólo se hace andando, intento, poco a poco, recuperar una parte de mi "yo vital",  la de mi pasión por conocer y dar a conocer personas y personajes nacidos bajo una bola de espejos y que bajo mi punto de vista, me parecen estrellas.

Uno de ellos es Pingüistar, así que decidí solicitarle una entrevista, un rato de tertulia que pudiese ser grabado para luego compartirlo contigo. La vuelta al ruedo me suscitaba nerviosismo, mucho. Y es que de camino a la cita iba inquieto, más de la cuenta, como si fuera la primera vez, inseguro de mi regreso y en pleno proceso de "reparación emocional". Pero como quedarse en la cama no puede ser una opción, agarré la cámara y mi cuadernillo con las preguntas pertinentes para acercarme al Bar Modesto y disfrutar de lo que, a la postre, fue una maravillosa mañana.

Pingüistar se abrió en canal y nos contó su historia, inspiradora y diferente. La de un hombre que dejó de llorar para luchar por su sueño. Se remangó la camisa y comenzó de cero una carrera musical desde su humilde barrio llevándole, en unos meses, a actuar en la Puerta del Sol ante miles de personas en el Orgullo Gay más multitudinario.

Él es consciente de las dificultades pero sabe que su éxito verdadero está en el proceso, en vivir, pase lo que pase, su sueño. Y que le quiten lo bailado. Una actitud que transmite y que hizo de la mañana una entrevista muy especial. La primera, para mi, de una nueva etapa. Por eso se la quiero dedicar a todas las personas que están sufriendo una enfermedad o trastorno emocional, somos muchos y no nos tenemos que sentir avergonzados. Ánimo porque pronto nos veremos bailando.


domingo, 28 de marzo de 2021

LA LIBERTAD ZAZÚ EN EL PARÍS DE LOS AÑOS 40



En un artículo escrito hace meses explicaba, a grandes rasgos, un movimiento juvenil de corte anglófilo surgido en la Alemania nazi denominado swing kids. La evolución natural de este colectivo en la vecina Francia fue, por sus propios miembros, autodenominados zazús, zazous en lengua gala. No fueron muchos, probablemente unos cuantos miles, concentrados la mayoría en París y como sus hermanos mayores germanos, fuertemente reprimidos por las autoridades gubernamentales. Fácilmente identificables por sus estilismos rupturistas en un país bajo el régimen pro-nazi de Vichy. Ellos vestían amplias chaquetas de cuadros, corbatas estrechas, pelo más largo de lo moralmente permitido, pantalones prietos y zapatos de ante con suela gruesa. Ellas lucían chaquetas de grandes hombreras, faltas cortas y plisadas, prendas ceñidas y largos cabellos rizados o trenzados. Unos y otras estaban igualmente enamorados del jazz y bailaban swing y bepop como si no hubiera un mañana. Su rebeldía y "pintas" se podían ver en la terraza del café Pam Pam y en el Boulevard de Saint-Michel. Dicen que su nombre puede venir del tema "Zah Zuh Zah" de Cab Calloway o de "Je suis Swing" de Johny Hess. Eran jóvenes nihilistas que se arriesgaban a ser víctimas de frecuentes palizas y habituales detenciones por parte de una policía autoritaria que no admitía comportamientos disidentes del pensamiento único y reprimía conductas tan divertidas como llevar gafas de sol de noche o paraguas cerrados en mitad de un aguacero. La Juventud Popular Francesa también fue incisiva a la hora de reprimir el baile y colorido de los zazús a base de palizas y constantes agresiones. Pero la persecución fascista no fue óbice para que también fueran rechazados por la Resistencia que les veía traidores pasotas por su militancia en el pacifismo. Los zazús fueron los incomprendidos de su tiempo o a los que su tiempo no llegó a comprender, por el mero hecho de ser diferentes, por rechazar contiendas e ideologías políticas mientras bailaban en locales clandestinos esa música con ecos de libertad. Zah, zuh, zah!!!!!!!



sábado, 20 de marzo de 2021

PINGÜISTAR LANZA SU NUEVO SINGLE, "SERPIENTES"


Lo ha vuelto a hacer una vez más y es que Pingüistar no para de crear por mucha pandemia que haya ahí fuera. El bilbaino retoma la senda del trabajo y nos regala un nuevo single titulado
Serpientes, que constituye el adelanto de lo que será el lanzamiento de su nuevo disco, del que según afirma en redes se siente muy tranquilo y orgulloso. Y es que el listón lo había dejado muy alto con el enorme éxito cosechado por su anterior álbum, "Discovery". Ahora vuelve a la carga con un temazo electropop imposible de escuchar sin que te entren ganas de echarte a la pista de baile y una letra que ya podemos definir como "made in Pingüistar", marca de la casa.
Sabiendo de la importancia que da a la imagen de sus trabajos y el mimo que pone en todos sus proyectos, esperemos que pronto nos presente un videoclip que acompañe a Serpientes y esa portada del disco en ciernes. Por lo pronto, este sábado 27 de marzo puedes disfrutar de su directo en Bilbao, en un live gamberro y divertido y para el que quedan poquísimas entradas. Todo un planazo de tardeo.

martes, 16 de marzo de 2021

LA FIESTA DEL CASCO VIEJO DE BILBAO EN LOS 90

 Darse una vuelta por el Casco Viejo de Bilbao es corroborar la imagen de una ciudad sin noche, diseñada para la foto, para el aburguesamiento y la autocomplacencia. El verdadero no future! que los punks gritaban en el pasado es este presente lleno de sopor y aburrimiento en las calles de la Villa.

Resultaba impactante ver un sábado del 2019, todavía sin COVID, las callejuelas de lo antiguo y recordar el hervidero de vida que fueron. En los años 90, cuando comencé a bajar de fiesta al casco, la zona había evolucionado hacia cierto eclecticismo en lo que por allí se movía, si bien es cierto que el rock radikal y el punk, que habían tenido como epicentro el gaztetxe, todavía tenían teniendo gran influencia. 

Al bajar desde Santutxu por la cuesta de Iturribide ya te dabas cuenta del jaleo al que te aproximabas cuando podías comprobar como los jóvenes llenaban un buen número de bares en donde jugar los kinitos desde primeras horas de la tarde era de lo más habitual. En la parte baja de la calle, en la curva, se agolpaban varios bares de corte heavy y rock duro donde algún que otro punk con cresta y tachuelas se dejaba caer. 

La plaza Unamuno era el lugar de quedar para tomar rumbo con la cuadrilla hacia el lugar elegido. Una plaza en la que todavía no existía el metro y sí la primera tienda de Zara en Bilbao, que ya pasó a la historia.

Desde allí los planes podrían ser innumerables. Pasarse por el abarrotado y legendario, para toda una generación, bar Cantábrico era una de ellas. Barrenkale y Barrenkale Barrena, para las 21.00 de la noche estaban atestadas de jóvenes con mucho pijito de indautxu con harapas de marca haciéndose pasar por grunge o borroka o chavales de barrio con ganas de jarana. Tal era el gentío que si querías pasar al otro lado era mejor hacerlo por las calles adyacentes y es que atravesar aquella muchedumbre era, en mas de una ocasión, imposible. El Surtidor, el Consorcio, el Santuario, Txirrindu, Bizitza... eran algunos de los bares. 

Otro elemento de aquellas locas noches era cuando, en ocasiones, había manifestaciones de batasunos donde las piedras, baldosines y cocteles molotov volaban sin compasión y la ertzaintza entraba a todo trapo para reprimir las algaradas. En ese instante quedábamos encerrados en el pub de turno con la persiana bajada mientras el ruido de los pelotazos de goma contra la persiana se entremezclaban con la música del garito. 

Al acabar podríamos ir al Soiz a que nos sirvieran un machacado agitado con el mismo trapo que limpiaba la barra mientras veíamos arder un contenedor en llamas.

Podrían ser ya las 5 de la mañana y todo seguía abierto, irse a casa era una opción que nunca se tenía en cuenta porque la noche era eterna o eso pensábamos.

Tomarse un machacado con vistas a contenedor quemado era habitual en el Bilbao de los 90

martes, 9 de marzo de 2021

ABRE SHOCK BILBAO


 
En tiempos de pandemia y malas noticias todavía quedan valientes que se atreven a darle un punto de color a la vida y por eso es noticia en Bilbao la apertura de un nuevo local de ocio en el centro de la ciudad. La propuesta, de la que espero disfrutar en breve para poder contaros, tiene una declaración de intenciones tan sólo viendo su página web. Con una decoración colorista en un rosa animoso que inunda de buen rollo la sala y el propio nombre shock, los responsables lo definen como un nuevo concepto de ocio en la capital vizcaína. 

Tres van a ser los elementos que pretenden combinar para conseguir el éxito del público: una oferta gastronómica de calidad, ricos cocktails y selección musical. Un modelo que triunfa en otras ciudades y ahora podremos disfrutar en Bilbao.

Cuando las plazas, el comercio y los bares cierran en un dramático goteo dejando nuestras calles desiertas es necesario apoyar y agradecer quien sigue apostando por propuestas que mantengan el pulso en la ciudad. Por eso desde la Ruta, quiero darles la bienvenida y les seguiré la pista a través de su web y redes sociales: shockbilbao.com




viernes, 5 de marzo de 2021

CONFESIONES DE UN DEEJAY POR JULIUS MC

Es difícil encontrar publicaciones escritas en castellano relacionadas con el mundo del clubbing y las pistas de baile, por eso cuando me enteré de la publicación de Confesiones de un Deejay escrito por Julio Vila Albert, me hice con un ejemplar en cuanto pude. Y es que su autor, más conocido por su labor en las cabinas como Julius MC, fue uno de los DJs que más seguí en mi época juvenil y gracias al cual disfruté de noches de baile mágicas en la Non Stop de Lemoa y en alguna sesión en otras salas de la época.

El libro es muy fácil de leer y aunque biográfico contiene elementos de ficción que lo hacen todavía más interesante. La juventud actual está acostumbrada a viajar para disfrutar de los festivales y salas más punteras del planeta donde poder bailar a sus discjockeys preferidos. Pero aunque parezca lo contrario, hubo una época donde nuestros DJs preferidos del eran chavales como nosotros, de nuestra misma edad nacidos en la misma ciudad siendo más fácil la conexión ya que compartíamos referentes, experiencias e inquietudes, haciendo sus sets mucho más cercanos y con identidad propia. Un alto porcentaje del número de asistentes a una sala correspondía a la persona que ostentaba la residencia en la cabina y aunque había fiestas con deejays invitados, todo era más auténtico, más original. La globalización, lejos de acercarnos a la diversidad, está uniformando el mundo. Y si pasear por la calle más comercial de cualquier gran ciudad es un corta y pega continuo, lo mismo ocurre con las discotecas, cada vez son menos y las que resisten ofrecen espectáculos uniformes donde la idiosincrasia de la sala se diluye en marketing universal. De ahí la importancia de este relato, contado de primera mano por uno de los discjockeys con mayor éxito en la segunda mitad de los años 90, o lo que es lo mismo, la auténtica época dorada de las macrodiscotecas y los  últimos clubbers en vivir la noche de una manera distinta, la ajena a redes sociales e Internet.

Julius MC, al que tantos y tantos fines de semana pude disfrutar alcanzó su sueño de estar en la élite de los discjockeys pero siempre lo hizo desde su carácter reservado, sensible y melómano. Él estuvo en las cabinas más populares, con los discjocjeys de mayor éxito, programas de TV y recopilatorios multiventas. Él desarrolló su faceta desde el meollo de una generación de discjockeys que abrieron paso a otros siendo estrellas para su público, ese que estaba constituido por la más inquieta juventud del momento que abandonó el rock para bailar como si no hubiera un mañana esa música machacona y futurista. En su libro no deja ningún tema en la gatera y aborda el lado menos fluorescente de la industria del entretenimiento, las envidias entre profesionales, la avaricia o las drogas son asuntos que trata desde la naturalidad de quien los ha vivido en primera persona. Un libro que ya está en mi biblioteca como documento imprescindible para entender una época y un lugar en el mundo de las discotecas.