martes, 14 de mayo de 2019

CHIMO BAYO, EL ANDROIDE QUE LLEGÓ DEL FUTURO A MI VIDA



De pequeñito, con 9 ó 10 años, ya me fascinaba el mundo de las discotecas y las pistas de baile. Sin haber pisado una de ellas,  contaba el tiempo que me quedaba para entrar en aquellos antros donde tanta gente acudía los fines de semana. Me moría de ganas porque me dejarán pasar a través de aquellas puertas infranqueables para un prepuber como yo y así poder bailar en  las salas de mi entorno como el Peoples o el Holliday. Había oido hablar de la Movida madrileña, de la escena ibicenca pero lo que a mi me traía por el camino de la amargura era no poder participar de aquello que se fraguaba a partir del jueves en Valencia y que se hacía llamar la Ruta del Bacalao. Y entre imaginería apocalíptica, robótica y  futurista estaba él, Chimo Bayo, emergiendo con su coraza galáctica, gorra metálica y gafas luminosas. Como un androide , surgía del beat rotundo y la electrónica más vanguardista.  Un icono de todo aquel fenómeno muchas veces criticado por puristas y otras vapuleado por quienes no se acercaban ni de lejos a eso del clubbing. Más allá de polémicas y opiniones, siempre subjetivas, nadie puede obviar que Bayo fue masivo en cuanto al éxito de sus performances y lo que me parece más importante, popularizó y acercó la música elecrónica de baile a personas como yo, que por aquel entonces, dificil lo teníamos para enterarnos de escenas alternativas. 
Hasta tal punto llegó mi despropósito, que hice lo imposible para que en el desfile escolar de Carnaval del año 91 o 92, no recuerdo bien, sonará exta sí exta no, aludiendo al argumento que luego Chimo explicaría años más tarde, el tema da lugar a la interpretación. Tras varios exitazos posteriores como Bombas, La Tía Enriqueta o Química, la Ruta desapareció y Chimo con ella. Y aunque la rumorología lo mató en innumerables ocasiones y el público le dió la espalda, su recuerdo permaneció en toda una generación, bueno, en dos, las de los jóvenes y sus pobres padres. 
12 años después del final de la Ruta, varias personas de diferentes partes de España comenzamos a reivindicar aquel fenómeno. Si Chicago tuvo el house, Nueva York el disco, Londres el punk, Valencia tuvo la Ruta del Bacalao y ninguna envidia de los mencionadas movidas. Vilipendiada y menospreciada, era hora de dignificar todo aquello. En 2008 publiqué un libro y comencé a escribir el presente blog, donde Chimo, como no, era de aparición necesaria. Fue un momento donde todavía se nos miraba con recelo por todo ello, como si te perdonaran la vida. Con el inicio de la nueva década la cosa dió un giro y la Ruta y Chimo Bayo comenzaron, todavía timidamente, a ser tratados de una manera diferente. En ese momento Chimo se reactivó y comenzó a dar conciertos y pinchar en sesiones, una de las primeras en el año 2011 en Bilbao, el día de su cumpleaños. Sin remilgos, ni papanaterías y con generosidad me concedió una de mis primeras entrevistas para este blog, que fue a su vez una de las primeras entrevistas de su nueva era. Quién le iba a decir al David de 1990 que 20 años después acabaría entrevistando a ese cyborg humanoide y que en pleno siglo XXI Chimo tuviera más éxito que nunca. Apariciones en todas las cadenas nacionales, seguido en redes sociales, publicando libros y haciendo de sus gritos de guerra marcas para vinos. Bueno, si os soy sincero, yo lo sabía, porque tenía claro que Chimo venía del futuro y el futuro ya está aquí. Sólo puedo añadir una cosa más... hu-ha!

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