Andy Warhol tuvo su “Silver Factory” en el Nueva York de la época y en el Madrid postfranquista se creó otra fábrica contracultural por un grupo de jóvenes con ansias de contar cosas, otras cosas y de otra manera. Influenciados por el cómic underground estadounidense, en la siempre inquieta Barcelona de los 70, la del Rrollo, Nazario, Mariscal, los hermanos Farriol o Max dibujaron el comienzo de la historia del comix hispano. Entre ellos se encontraba un jovencísimo Ceesepe, ilustrador y dibujante madrileño, que alternaba los ambientes más alternativos de ambas ciudades.
Entorno al año 1975 se llevó a cabo una alianza de la que nació “Cascorro Factory”. En la mayor parte de lo publicado acerca de este colectivo se habla de un inicio liderado por Ceesepe y Alberto García-Alix, pero es interesante esta otra voz que se recoge en este blog, en la que Marcos Carrasco explica y defiende su participación en el origen y creación. Sea como fuere, sin dinero, apoyo, ni editorial alguna, Ceesepe y Marcos Carrasco junto a Alberto García-Alix, en un principio, hacen suyo el lema punk del “Hazlo tú mismo” y a través de la unión con otros creadores del momento como Ouka Leele, José Morera “El Hortelano” o Montxo Algora crearon este sello en clara referencia a Warhol, pero también a lo castizo y al Rastro que parte de la plaza con idéntico nombre y en donde vendían los primeros ejemplares de sus publicaciones. Se trataban de fanzines, elaborados con papeles fotocopiados y grapados por ellos mismos, con medios muy precarios pero rebosantes de creatividad y descaro, lo verdaderamente importante. El primero tenía por título “El Marrano Social”. Cada domingo vendían en su puesto de la calle Encomienda sus fanzines propios, comics underground americanos traducidos y la “Piraña Divina”, la publicación de Nazario que te daban bajo cuerda por su persecución tanto por la policía de la época como por grupos de extrema derecha. Con el tiempo, por Cascorro Factory cada vez se acercaban más personas en la medida que se profesionalizaban y otras, por su parte, como Marcos, abandonaban el proyecto.
Seguramente su obra más reconocida, la de este colectivo me refiero, fue Vicios Modernos (1979) con dibujos de Ceesepe y fotografías de Alberto García-Alix.
Entrados ya en los 80 y con la Movida Madrileña vendida como la modernidad de la nueva España, sus integrantes se profesionalizaron y Ceesepe, alma de la Cascorro, dejaba el comix para ser pintor, concretamente, el más vendido de la Feria Arco del año 1984. En ese momento ya habían aparecido otras publicaciones que tomaron el relevo a la hora de contar con descaro y colorido, la crudeza de las calles de Madrid. Textos como “La luna de Madrid” o “Madrid me mata” son ejemplos de esta nueva etapa. Lo hicieron, seguramente, de otra manera más asimilable para la mayoría, que había aceptado por aquel entonces la esencia de la Movida y donde ya el underground se trasformó en otra cosa.


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