Aunque a la inmensa mayoría nos pueda parecer sorprendente e incluso desconcertante, el Opus Dei tuvo una enorme importancia en la modernidad musical. Y es que uno de los capítulos más desconocidos y paradójicos de la historia musical contemporánea en España es el que relata la conexión que existió entre el Opus Dei y los grupos rockeros previos a la Movida.
Todo comenzó cuando Mariskal Romero, un inquieto joven que ejercía de agitador cultural buscaba en los años 70 del siglo XX una discográfica que le apoyará en su entusiasmo por desarrollar y promocionar el rock español. Recibió el rechazo de múltiples empresas hasta que topó con los dueños de Zafiro y logró, pese a ser una discográfica perteneciente al Opus Dei, crear un sello con grupos de este género. Antonio Ortega, Luís Soler y especialmente Carmen Grau fueron los empresarios que apoyaron a Vicente Mariskal en la creación de Chapa Discos y promover múltiples bandas como Leño, Barón Rojo, Obús, Ñu, Paracelso y el Gran Wyoming, Mermelada... entre otros.
El interés de los integrantes de Zafiro siempre fue económico y les espantaba tanta cochambre y greña, pero mientras los grupos no se metieran con la Iglesia ya les parecía suficiente más que suficiente.
Así, mientras el Franquismo daba sus últimos coletazos, unos empresarios del Opus y muy, muy de derechas financiaban un sello musical que defendía todo aquel fenómeno, protomovida, que se vino a llamar El Rollo o lo que es lo mismo, unos valores de libertad y democracia, tal y como cuenta Mariskal Romero en diferentes entrevistas. Algunos de los grupos eran incluso públicos defensores del comunismo, pero todo eso daba igual.
Ya previamente, la discográfica madre, Zafiro, había publicado a otros grupos que eran avanzados en esto de la modernidad como Mocedades y Los Brincos, pero el rock de nuevo cuño era demasiado y es por ello por lo que decidieron crear un subsello que no llamara tanto la atención. Además, les dijeron a los grupos que no se acercaran mucho por las oficinas de la discográfica y unas mínimas limitaciones en cuanto a la letra, ambas cuestiones eran los mínimos condicionantes para que gentes de la Iglesia dieran cancha a la nueva juventud rebelde integrada en el rock.
Poco más se sabe de esta conexión Iglesia-rock, de la que sin su existencia géneros como el punk o el heavy lo hubiesen tenido mucho más complicado a la hora de salir adelante en nuestro país. Por su parte, Mariskal siempre estuvo muy agradecido por el apoyo prestado de una gente con la que nada tenía que ver ideológicamente, pero apoyó un movimiento contestatario, un sustento que nunca recibió de los sectores más progresistas y que le dio definitivamente la espalda con la llegada del PSOE al poder, quien se echó a los brazos de la movida madrileña y el pop, una corriente que entiende es mucho más asimilable y dócil. En definitiva, una historia debidamente guardada a la que nadie le interesaba airear y que precisamente la convierte en mucho más atractiva por ser ajena a dogmas y maniqueísmos.
Fuente foto: Rock FM
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