domingo, 22 de mayo de 2022

AYER SE BAILÓ UN NUEVO CAPÍTULO EN LA LEYENDA DE JULIUS MC

 


Describir lo que ocurrió este sábado por la tarde-noche en el BEC me llevaría a enumerar un sinfín de adjetivos que, de manera injusta, serían incapaces de retratar la inmensidad de lo allí vivido, de lo allí bailado. Las previsiones se cumplieron y podemos ya decir que fue uno de los eventos del año. Remember Paradise, la productora de sesiones "old school" que estaba detrás del festival, no dejó fleco suelto y ofreció una organización de diez. 

Después de casi veinte años de nuevo sonaron los beats contundentes, las melodías infinitas y los subidones a orillas del Nervión. La música electrónica regresó de manera masiva para miles de clubbers que no paramos de bailar más de 12 horas non stop. La ocasión lo merecía, era el momento de rendir homenaje a Julius MC o, lo que es lo mismo, a toda una época dorada de las discotecas en el Norte. Abanicos al aire. Camisetas de Jazz Berri, de Venecia y, por supuesto, de la NON, conmemoraban el recuerdo de fiestones preteritos. Sus dueños son los mismos que salíamos cada noche de fin de semana a vivir la fiesta de una determinada manera, la nuestra. 

El progressive, la makina, el trance y los infinitos híbridos y subgéneros de la música dance hicieron imposible que parásemos de bailar ni un segundo. A los platos, una constelación de deejays que volvieron a hacernos vibrar como antaño lograban cada fin de semana y que se quedaron para siempre en la memoria colectiva de una generación que logramos colocar el circuito de discotecas del norte en el punto neurálgico del clubbing a este lado de Europa. DJ Neil, Carlos Revuelta, Monica X, Abel The Kid, Chus Liberata son alguno de los nombres propios que deben responsabilizarse hoy de tanta suela desgastada, de tanta pista quemada, de tanto orgullo por lo bailado.

Pero si ayer hubo un protagonista, ese fue Julius MC. Allí estaba de nuevo, delante de los platos, con su eterna sonrisa de niño, un niño que nunca ha querido dejar de ser. Su actitud es una constante invitación hacia los demás para que tampoco perdamos ese niño interior. Yo, al menos, no lo hice y disfruté como lo hacía en aquellas noches que me acercaba hasta Lemoa. Han pasado 20 años pero de nuevo, como entonces, compartía baile con miles de personas, compartía conexión con Julius, con el resto de asistentes, con la música... Su humildad y gratitud le han convertido en leyenda, una leyenda a la que, como gran escritor,  sumo un nuevo capítulo. Un capítulo que Julius MC empezaba con las siguientes palabras, micrófono en mano, arengando al personal: "Esta noche el puto BEC es nuestro. Hoy no existe nada a nuestro alrededor, sólo nosotros y la música"

¡Gracias Julius MC! ¡Eres leyenda!

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